El Sagrado Corazón de Jesús, Lampacitos y el de la colonia Pedro J. Méndez, están llenos y cuando alguien quiere inhumar a una persona en sepulcros donde descansan sus familiares, debe solicitar un permiso al municipio para exhumar los restos de alguno de ellos, colocarlos en una bolsa y sepultarlos junto al nuevo fallecido si así lo desean los interesados.
Hay algunas gentes que prefieren rescatar lo que queda del cuerpo de su consanguíneo fallecido y pide cremarlo para conservar sus cenizas en su casa. De acuerdo a datos proporcionados por un empleado del Sagrado Corazón de Jesús, ubicado frente al puente vehicular Broncos, en ese panteón existen 15,000 tumbas; en el Lampacitos, 2,723 y en el de la colonia Pedro J. Méndez, 4,456.
En los tres se utiliza la misma técnica. Cuando llega un cuerpo nuevo, a petición de los familiares de algún sepultado, sencillamente se le hace un espacio en una de las criptas ya existentes. Otros se inclinan por la cremación para mantener sus cenizas en sus casas.
En pocas palabras, en dichos camposantos puede enterrarse a más personas, pero no abrir más sepulcros, porque ya no hay lugar para ello.
Trascendió también que el único lugar que cuenta con suficiente espacio para abrir más tumbas, es el Jardines del Recuerdo del ejido Nuevo Santana. Ahí se tiene una capacidad para más de 3,000 predios para sepultar y tal vez en unos 10 años o más llegue a estar en las mismas condiciones que los restantes cementerios municipales.
Lo que sí está autorizado es sepultar personas, pero en los sepulcros ya existentes y previo permiso de exhumación.