Desde el 15 de enero de 1918, el gobierno carrancista desplazó fuerzas armadas hacia la frontera bajo el mando del general Isidro Fabela; según los periódicos de México, temían que los generales Juan Andreu Almazán y el general Francisco Coss Ramos uniesen sus fuerzas y asaltasen los trenes que iban de Piedras Negras a Monclova.
En Coahuila, Carranza le dio el apoyo a Gustavo Mireles como gobernador del estado, mientras que el general Coss postulaba a Luis Gutiérrez Ortiz, hermano de don Eulalio de los mismos apellidos, quien había sido presidente de México, asignado por la Convención de Aguascalientes, por un período corto entre 1914 y 1915.
El periódico “El Pueblo” informaba el sábado 18 de enero de 1918, que el gobernador constitucional de Nuevo León, Nicéforo Zambrano, pedía al señor gobernador de Texas (William P. Hobby), la extradición de Juan Andreu Almazán desde ese país.
Para el gobernador de Nuevo León, Andreu Almazán se encontraba alejado de toda cuestión política, lo consideraba como “bandolero y latrofaccioso, culpable de numerosos asesinatos, robos etc.”
En esos días las notas periodísticas asumían que la petición al gobernador de Texas sería cumplida, ya que el rebelde violaba las leyes de neutralidad en la “vecina república”; consideraban fuera llevado pronto a Monterrey, en donde se le juzgaría por numerosos delitos, no políticos y que seguramente terminaría siendo condenado por las autoridades. Pero eso no se cumplió.
Entre dos caudillos de la Revolución Mexicana se encuentra Eulalio Gutiérrez Ortiz.
LOS CABALLERISTASPara el mes de abril de 1918 se complicaba la situación en Tamaulipas, pues las elecciones para gobernador del año de 1917 se habían aplazado para principios de enero de 1918, donde los seguidores de ambos candidatos clamaron victoria: los verdes de Luis Caballero Vargas y los rojos de César López de Lara. Desde mediados del año 1917, Carranza nombró a Alfredo Ricaut como gobernador interino para controlar la situación.
Pero las confrontaciones fueron violentas entre los caballeristas y laristas, por lo que el general Ricaut fue ratificado en el puesto por la comisión permanente del Congreso de la Unión, mientras se llegaba a un acuerdo. Los dos candidatos fueron invitados a la Cd. de México, con el fin de solucionar el conflicto, terminando en una cita de duelo en el Bosque de Chapultepec, donde resultó muerto el jefe de la escolta de Caballero y otras dos personas heridas.
El Senado dispuso poner fin a la disputa, declarando nulas las elecciones y nombrando al Prof. Andrés Osuna como gobernador interino para el mes de mayo; pero Caballero y su gente no reconocieron el acuerdo del Senado, rebelándose principalmente en el centro de Tamaulipas. Según una nota del mes de abril en el periódico “El Informador”, el general Luis Caballero se encontraba en completa rebeldía con el gobierno del centro y del general Alfredo Ricaut.
El rumor era que en Santa Engracia (en el actual municipio de Hidalgo, Tam.), los rebeldes de Caballero vitoreaban a Félix Díaz; en cierta forma, la prensa los asociaba con los rebeldes de Juan Andreu Almazán en la frontera. Las noticias hacían creer que el congreso caballerista había impuesto un préstamo forzoso de cien mil dólares al comercio y particulares en Ciudad Victoria.
En realidad, los carrancistas se les habían adelantado a los rebeldes, retirando todos los caudales depositados en la oficina de Hacienda y en la administración de correos en Cd. Victoria.
Los diarios en México mencionaban que, entre esta ciudad y la villa de Güemes, se vieron una infinidad de carretas y carros que conducían las mercancías y otros objetos recolectados en la capital tamaulipeca, aparentando dirigirse a San Carlos, Jiménez (el pueblo natal del general Caballero) o a San Fernando. Todas las familias del grupo de Caballero y los poderes del gobierno del Estado se mudaron a Jiménez, para formar el centro político de la rebelión.
Desde el 18 de abril, Caballero trató de evadir a las tropas constitucionalistas que salieron desde Tampico (la columna del general Manuel M. Diéguez) y de Monterrey (la brigada del general Carlos Osuna), a recuperar la plaza de Cd. Victoria. Se mencionaba en la prensa de la época que, Caballero envió correos al general Juan Andreu Almazán y al general Ignacio Morelos Zaragoza; este último, sobrino de don Ignacio Zaragoza. Un grupo de hombres cruzaron la frontera para unirse a las tropas de Caballero. Los carrancistas opinaban que el general matamorense Eugenio López González, había engañado a muchos de sus soldados para que se unieran a Caballero y probablemente regresarían a las filas carrancistas cuando se enteraran que andaban con los enemigos del gobierno.
Al general Carlos Osuna, jefe de las operaciones en el Estado de Nuevo León, se le incorporaron el capitán Santos García de la 5ª brigada, con 80 hombres montados procedentes de Burgos. A Garza Valdez le llegó también el capitán Vicente Herrera, con 50 hombres que habían abandonado al grupo de Caballero.
Se decía que no se conocía el número exacto de sublevados, se estimaba no pasaban de mil hombres (según otras fuentes eran 1,600) en el norte de Tamaulipas. Aunque algunos jefes en los destacamentos de los pequeños pueblos tamaulipecos fueron sorprendidos por el general López y por el coronel J. M. Guerra, todos ratificaron su lealtad al gobierno de Carranza. El presidente de la república recibió también el apoyo de los presidentes municipales de Hidalgo, Nuevo Laredo, Mier, Matamoros y Camargo, públicamente.
Al rendir su informe al congreso de septiembre de 1918, Carranza decía que la rebelión de Caballero había quedado reducida en el curso de dos semanas. Las tropas del general Osuna tomaron el poblado de Jiménez el día 28 de abril, dejando un saldo de 60 bajas entre los caballeristas.