A poco más de un mes después del rapto de la familia Henderson en el rancho San Pedro de los Esteros, el 15 de julio de 1859, Antonio Uresti declaró ante el primer regidor Rafael Garza y Peña, quien tenía la función de juez actuante en Reynosa, al sustituir de momento al juez de 1ª instancia del partido, Juan N. Treviño, quien había salido para Matamoros. Antonio era un hombre soltero de 26 años de edad, vecino del rancho Los Uresti, también conocido como la Uresteña, que se encontraba al poniente de la villa por la orilla del río Bravo.
Antonio Uresti había viajado en esos días por los ranchos al sur de la jurisdicción de Reynosa, ya de vuelta en su rancho y como a los dos o tres días de haber pasado el secuestro de la familia, se enteró por el Sr. Francisco Longoria de los hechos. Pues había estado de visita en la casa de éste en el rancho San Pedro de los Esteros.
Cuatro días después, Antonio marchó a Matamoros para atender ciertos negocios particulares y de esa ciudad pasó a la de Brownsville, en donde mientras solucionaba sus asuntos, se encontró con un capitán americano amigo suyo, que conocía de (San Antonio de) Béjar en Texas.
Después de haber corrido las salutaciones de costumbre, le preguntó por otro extranjero llamado Thomas, también conocido y amigo de ambos. A lo que le contestó el extranjero que se encontraba enfermo en la casa donde se hospedaban. Expresando sus deseos de visitarlo, el capitán lo invitó a pasar por la casa; habiendo entrado encontró a Thomas acostado en una de las piezas en donde luego le saludó.
El encuentro en BrownsvilleHabía pasado un momento cuando, el mismo Thomas le habló a su señora que estaba en otra pieza de la casa, para que viniese a saludarle, quien después de las cortesías de costumbre se volvió para su recámara. Supo que en ese cuarto se encontraba la negra Jamie, la mujer robada en el rancho del Sr. Longoria Tijerina.
Jamie le preguntó a la esposa de don Thomas si era Uresti el que hablaba con su marido, la madama le contestó afirmativamente; entonces la negra le suplicó que le permitiese hablar con el declarante. Concedido el permiso, la esclava pasó a la pieza donde se hallaba el americano enfermo; después que intercambiaron saludos, Antonio Uresti la interrogó sobre los negocios que le ocupaban en aquella ciudad de Brownsville.
Ella le contó cómo había sido robada en unión de su familia, del rancho del Sr. Longoria Tijerina y cómo la habían sacado de noche; únicamente había reconocido entre todas las personas que cometieron su secuestro a Manuel Muñoz. Antonio Uresti "le hizo observaciones sobre si estaría equivocada y ella contestó que no le cabía duda, pues conocía perfectamente a Muñoz." Que éste mismo había cruzado a ella y a su familia para la izquierda (al norte) del río Bravo por el vado de su padre político, don Salvador Cavazos. La misma negra observó que al estar en el otro lado del río, una de las tantas personas que los conducían, había dado a Muñoz una suma de dinero de la cual no supo la cantidad.
Antonio Uresti explicó al juez actuante de Reynosa, que no había dado parte a la autoridad en ese país del secuestro, debido a que desconocía si la ley de dicho acto fuese delito.
Cartel ofreciendo recompensa por la captura de esclavos fugitivos en 1857.
Al siguiente día que se le levantó el testimonio a Antonio Uresti en Reynosa, el 16 de julio, el primer regidor Peña tomó la declaración a Esteban Gámez, un hombre casado de 28 años de edad, de oficio labrador, natural del pueblo de Peotillos, San Luis Potosí. Gámez tenía su labor río arriba, inmediata al rincón de don Antonio Sáenz, donde se encontraba el cruce para el lado americano. Sáenz en su testimonio decía que, Esteban Gámez hablaba el idioma inglés y había platicado con lo extranjeros que cruzaron por el río para el lado de México. Fue por la puerta de su labor por donde habían entrado los americanos a espiar a la familia Henderson.
Esteban Gámez declaró que la familia de color fue extraída por la fuerza de su domicilio durante la noche. Conforme a los rumores que corrían por los ranchos de la orilla del río, Esteban explicó que la mayor parte de los vecinos creían que uno de los cooperadores al robo de la familia de color lo era Manuel Muñoz, quien residía en el rancho El Retamal.
A este último lo vieron el día domingo, el día anterior al secuestro después del mediodía, andando y examinando el rancho donde se hallaba la "tal familia," habiendo llegado primero a la casa de Esteban. A éste le preguntó si estaría en la casa de la familia de color un americano que vivía con ellos; a lo que contestó que no sabía si estaba en la casa el norteamericano.
Que eso pasó el domingo 12 de junio y el lunes 13 del mismo mes por la noche, desapareció la familia, la cual suponía había sido pasada para la izquierda del río Bravo en la lancha de don Salvador Cavazos, que estaba en el rincón de la labor de don Antonio Sáenz. Esteban, al otro día por la mañana del robo, siguió la huella de la familia de color hasta la esquina de arriba, al lado del río de la labor de Don Juan Longoria Tijerina, en cuyo punto notaron que hicieron a la familia pasar la cerca para entrar con dirección al vado de don Salvador Cavazos.
Esteban reafirmó lo que decía el testigo Antonio Sáenz sobre la lancha, que se tenía alquilada por cinco días para hacer de ella lo que les conviniese. Que esto se lo dijeron los cuatro americanos cuando cruzaron al lado mexicano; éstos le manifestaron que traían el propósito de comprar ganado menor. Los extranjeros no habían vuelto por el rancho de Esteban, porque efectivamente no volvieron, declaraba.
Un mes después, el 17 de agosto de 1859, el juez de 1ª instancia del partido de Reynosa, envió la causa instruida sobre los individuos, que en el rancho de don Juan Longoria Tijerina, se robaron a una familia de color la noche del día 13 de junio de 1859. Esta sumaria se envió para su estudio al Sr. Lic. de Letras del partido de Matamoros, Matilde Romero; consultándole si había mérito para declarar "bien preso" a Manuel Muñoz. Este era el único que apareció como cómplice en el crimen que trata esta averiguación.
Esto se mandó para cuando se hiciese la reclamación correspondiente de la expresada familia de color, en virtud de haberse encontrado después del robo a la negra Jamie en la ciudad de Brownsville. Con lo que se comprobó que fue extraída de México para los Estados Unidos, según la declaración de don Antonio Uresti. Al mismo tiempo, se envió copia certificada de dicha declaración en 15 fojas útiles al Sr. jefe político de este distrito norte, para los fines que en el futuro tuviesen lugar.
El censo de 1825 de la colonia de Stephen F. Austin, en Texas, enseña 443 esclavos que venían con las primeras 300 familias angloamericanas que colonizaron ese estado, que era parte de la república de México. Un censo preparado en el año 1860, muestra que Texas contaba con un total de 182,566 esclavos negros que conformaban más del 30% de la población, que para entonces era parte de los Estados Unidos.
En esa década del secuestro de la familia Henderson, un esclavo de entre 18 a 30 años costaba $1,200.00 dólares, mientras que uno con oficio (ejemplo, herrero) podía costar hasta $2,000.00. En esos tiempos, una buena tierra de sembradío en Texas se conseguía por tan sólo $6.00 dólares el acre.
No se tiene un número preciso de los esclavos que cruzaron el río Bravo para adquirir su libertad. Un número conservador es de 4,000 adquirido de las anécdotas del "Texas Ranger," John "Rip" Ford. Algunos dueños ofrecían hasta $600.00 dólares de recompensa por recuperar a sus esclavos fugitivos.
La emancipación de la esclavitud llegó a Texas el 19 de junio de 1865, después de concluir la guerra civil en los Estados Unidos. El aniversario de este evento se conoce como "Juneteenth" en el Estado vecino.