Baja afluencia a Panteón Municipal de Reynosa les afecta en su economía

Admite Don Antonio Cárdenas, un hombre que durante los últimos 40 años ha vivido de lo que recibe por limpiar y dar mantenimiento a los sepulcros

Reynosa, Tam.- Sentado entre las miles de tumbas del Panteón Municipal Sagrado Corazón, don Antonio Cárdenas, de 65 años, se convierte en el guardián de historias y memorias, con 40 años como voluntario en este lugar sagrado, su experiencia y dedicación son palpables en cada palabra, en una mañana soleada, el sol brilla intensamente, iluminando su figura mientras conversa con otros voluntarios.

Al acercarnos, nos mira de reojo, pero rápidamente asiente cuando le pedimos que nos hable sobre su trabajo. "Mi labor consiste en limpiar sepulturas, pintar las letras de los epitafios y retocarlas", explica con una voz cargada de respeto por el oficio.

A lo largo de su trayectoria, Antonio ha sido testigo de los cambios que ha sufrido el Día de Muertos en los últimos 40 años. "Antes venía mucha más gente a visitar el panteón, ahora, esa cantidad se ha reducido", lamenta, esta disminución en la afluencia de visitantes ha impactado no solo la tradición, sino también la vida de aquellos que, como él, dependen de este trabajo para subsistir.

Los voluntarios en el panteón no reciben un salario fijo, su ingreso depende de lo que las personas deseen darles a cambio de su trabajo, Antonio señala que, durante esta época del año, su labor se incrementa considerablemente "La gente viene a honrar a sus seres queridos, y nosotros estamos aquí para ayudarles a mantener sus tumbas en buen estado".

Junto a Antonio, se encuentra José Gabino, un joven de 28 años que ha seguido los pasos de su padre en esta noble labor. "Desde niño venía con mi papá a ayudar en el panteón", relata José se especializa en albañilería y reconstrucción de tumbas, y explica que en esta temporada de mayor afluencia, su trabajo se centra en la pintura y el mantenimiento.

"Cuando no tengo trabajos afuera, me dedico al panteón en estas fechas, la cantidad de visitantes aumenta y, con ello, el trabajo", dice con entusiasmo, al igual que Antonio, José menciona que su sustento proviene de las propinas que reciben. "Sobrevivimos con lo que la gente nos da por limpiar las tumbas. Muchos vienen de Estados Unidos, y son ellos quienes, a veces, nos encargan cuidar de sus tumbas, a cambio de una buena propina".


Honran la memoria de quienes ya partieron
  • El trabajo en el panteón no es solo un medio de vida, sino una forma de honrar la memoria de aquellos que han partido "es un compromiso emocional, una forma de mostrar respeto y cariño por los que ya no están", dice Antonio, mientras observa las tumbas que han sido testigos de historias de amor, sufrimiento y legado.