Los franceses en la desembocadura del río Bravo, 1864

Desde noviembre de 1863, las tropas federales de los Estados Unidos avanzaron desde el puerto en Brazo Santiago (la apertura en la parte sur de la Isla del Padre en Texas) para tomar el puerto de Brownsville, en donde los confederados mantenían el comercio del algodón a través del puerto neutral de Bagdad en México. Los confederados abandonaron el fuerte Brown, pero no sin antes volarlo en pedazos con ocho mil libras de explosivos

Entre los meses de agosto y septiembre del año 1864, el ejército franco-mexicano del Imperio de Maximiliano colocó en jaque a las plazas del gobierno de Juárez en el noreste de México. Su irremediable ocupación por las divisiones al mando de los Generales del Imperio, Tomás Mejía y de Armand Alexandre de Castagny, forzaron a que el Presidente Juárez abandonara Monterrey, donde había establecido su gobierno provisionalmente. Desde el día 15 de agosto de 1864 partió en su ruta hacia el Paso, como lo narramos en la nota anterior.

En el mismo día del 20 de agosto de 1864, mientras que el General del Imperio Castagny tomaba la plaza de Saltillo, Margarita Maza de Juárez y sus hijos se encontraban en Brazos Santiago, abordando la embarcación que los llevaría al puerto de Nueva Orleans. Algunos periódicos publicaron la posibilidad de que Juárez llegaría ese día al puerto. En realidad, desde el 3 de agosto regresó a Monterrey la persona que había enviado a explorar las posibilidades de trasladar su gobierno constitucional a Matamoros. La situación era casi imposible: para entonces, Brownsville ya estaba en manos de los confederados.

Dos días después de la toma de Saltillo y la salida al exilio de la familia de Juárez, el 22 de agosto, el almirante Bosse desembarcaba 400 marinos del Imperio en la desembocadura del río Bravo, tomando el poblado de Bagdad. 

Para el día 26 de agosto, el General Castagny y sus tropas se encontraban en Monterrey, esperaban que la División Mejía llegara y se emparejase en Cadereyta, a la cual le tomó hasta el día 8 de septiembre de 1864

Tomás Mejía pasó a Monterrey a donde llegó en la tarde del viernes 9 de agosto en unión del general Florentino López. Ahí saludaron a numerosos amigos, comentaba uno de los diarios de la época. El día 12 de septiembre, el general Castagny ofreció un baile a Mejía y a otros jefes del Imperio en el Teatro del Progreso en Monterrey. El festejo comenzó con una cena a las 12 de la noche, prolongándose el baile hasta el amanecer.


  • Servando Canales Molano se oponía a Cortina para unirse a las tropas federales de los Estados Unidos.

Cortina y los Unionistas

A unos días de un inminente ataque por todos lados a Matamoros por parte de los franceses, Cortina llamó a un consejo de guerra en la plaza, donde explicó las negociaciones que llevaba a cabo con el cónsul americano en Matamoros Leonard Pierce, quien fue el padre del prestigiado abogado e historiador de Brownsville, Frank Cushman Pierce.  

Las intenciones de Cortina era unir sus tropas con las federales norteamericanas en Brazos Santiago; a pesar de todas las implicaciones legales, el propósito de Cortina era salvar su artillería y municiones de guerra.

La Brigada Cortina asistiría en un ataque a Brownsville, previendo que el coronel Henry Martyn Day de los unionistas atacaran al pueblo simultáneamente. Supusieron que una vez que cruzaran todo el armamento hacia Estados Unidos, los soldados conservarían sus rangos en el ejército. El acuerdo fue aceptado por la mayoría del consejo, a excepción de algunos como los coroneles Servando Canales y Julián Cerda, el Teniente Coronel Mario G. Hidalgo y el Mayor José A. Puentes.

Días después, Cortina y su intérprete Puentes presentaron la propuesta al Cónsul norteamericano quién les aclaró que francamente ni él ni el coronel Day tenían la autorización para firmar tal pacto.  El Cónsul les aseguraba que la Brigada Cortina sería bienvenida por el Ejército Americano, dejándoles el control de su artillería y armamento. 

En la noche del día 3 de septiembre, Cortina dio órdenes para que en la mañana se moviera su Brigada río abajo y que atacara a los franceses. Al llegar el día 5 de septiembre cerca de la Burrita, la artillería abrió fuego sobre los franceses, pero pronto se vio que el ataque era un engaño. Muchos de los oficiales querían asaltar las líneas francesas, pero Cortina después de unos disparos ordenó a la artillería y su caballería a la retaguardia, continuando para mediodía solo con su infantería.

Tres horas después, Cortina ordenó a la artillería que abrieran fuego sobre los confederados, en la banda opuesta al río, cruzando la caballería para unirse a las fuerzas federales que ya tenían escaramuzas con las fuerzas de los confederados. Canales, Cerda, Hidalgo y Puente no aceptaron cruzar el río. Esa noche en la Burrita, Servando Canales pidió una explicación a Cortina, por no haber atacado a los franceses.

Lo que sucedió después será contado en una próxima nota periodística. Desde Nuevo León marchaba la división de Tomás Mejía, la cual mucho influyó en las decisiones tomadas por el caudillo Juan N. Cortina.