BRUSELAS
Las declaraciones de ambas partes durante la mañana, en la que cada uno enfatizó que era el otro quien debería ceder, pone de manifiesto la ardua tarea que aguarda al primer ministro británico Boris Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Tienen apenas unas horas durante una cena de varios platos para destrabar las negociaciones empantanadas en aspectos cruciales de la futura relación entre la UE y el Reino Unido.
Funcionarios británicos expresaron la esperanza de que la presión política desde arriba permita salir del atolladero, pero el margen era estrecho.
“Si no vemos algún cambio de parte de la UE, será muy difícil”, dijo el ministro del gabinete británico Michael Gove a Times Radio.
Pero el bloque insistió que es el Reino Unido el que debe ceder.
La canciller alemana Angela Merkel dijo que “todavía hay posibilidades de un acuerdo”, pero enfatizó que la UE no cedería en sus principios. Merkel dijo ante el parlamento alemán que el bloque “tomará un camino sin... acuerdo si la parte británica formula condiciones que no podemos aceptar”.
El Reino Unido salió de la UE el 1 de enero, pero permanece dentro del mercado y la aduana libre de aranceles del bloque hasta el 31 de diciembre. Un acuerdo garantizaría que no habría aranceles ni cuotas sobre el comercio de bienes a partir del 1 de enero, aunque las empresas enfrentarían mayores costos y trabas burocráticas.
La falta de un acuerdo significaría la imposición de aranceles y otras trabas que perjudicarían a las dos partes, pero según la mayoría de los economistas, el mayor perjudicado sería el Reino Unido, que realiza la mitad de su comercio con la UE.
Meses de negociaciones no han logrado cerrar la brecha en tres asuntos: derechos de pesca, normas para asegurar la competencia leal y el arbitraje de disputas futuras.