FINCH
Siempre es impactante lo que Tom Hanks puede hacer delante de una cámara, sobre todo cuando lo dejan solo.
Finch es una muestra más de ello.
Craig Luck e Ivor Powell, autores del guion, plantean un drama de ciencia ficción ubicado en un mundo postapocalíptico.
Finch, un ingeniero en robótica sobreviviente de la debacle mundial, crea a Jeff, un androide, para que cuide a Goodyear, su perro.
Mientras el robot aprende sobre la vida, los sentimientos y lo que significa ser humano, los tres emprenden un viaje en busca de un mejor entorno para vivir.
El director Miguel Sapochnik logra construir un relato entrañable gracias en gran medida a la habilidad de Hanks de encarnar personajes con múltiples matices emocionales.
El grado de dificultad aquí es muy grande, al estilo de lo que hizo en Náufrago (2000), porque sus interlocutores son un perro y un efecto especial, pero el actor consigue un resultado sobresaliente digno de nominaciones a premios.
Desde el punto de vista técnico, Finch tiene una producción deslumbrante en materia de fotografía, edición, dirección de arte y, sobre todo, efectos especiales, que constituyen otro de los pilares de la historia.
Sobresale también la música de Gustavo Santaolalla que captura la esencia del viaje emocional de estos tres personajes.
Sin duda, esta película habría lucido muchísimo en la pantalla grande, pero su impacto no desmerece en la plataforma.