Lamenta iglesia uso de programas sociales con fines electorales

CIUDAD DE MÉXICO.- La mitad de la población en el país vive en pobreza, lamentó la Arquidiócesis Primada de México y señaló que al iniciar el proceso electoral 2017 – 2018, es está ciudadanía la más vulnerable de que se usen programas de desarrollo social para inducir su voto.Aún no se conoce el resultado de investigaciones relacionadas con funcionarios denunciados por el presunto uso electoral de recursos contra la pobreza en las pasadas elecciones. Es evidente que, ante las irregularidades, la sospecha ciudadana surge cuando una secretaría ocupada de este tema sensible, se use a modo, como caja chica del clientelismo para el impulso velado de cualquier candidatura a cargos de elección popular.El editorial publicado en el semanario religioso Desde la Fe, indicó que a pesar de que hace 25 años se creó la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), para combatir la pobreza, las políticas no han alcanzado la meta.La transformación en 1992 de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, obedeció a la articulación de nuevas políticas para combatir el rezago, propiciar la elevación de los estándares de calidad de vida y superar las barreras de las múltiples carencias que ponen a determinados sectores de población en franca desventaja respecto a otros grupos y polos de desarrollo del país.Bajó el título El desarrollo social, un gran fracaso, resaltó que la situación de la pobreza en México hace cuestionar a los mexicanos cuál ha sido la capacidad de estas políticas de desarrollo social, y si los programas tienen un impacto suficiente para abatirla.La pobreza ha servido de bandera para enarbolar emblemáticos programas que, administración tras administración, quisieron desmarcarse de estrategias fallidas, cuando lo social fue usado como capital electoral. Pronasol (1988), Progresa (1995), Oportunidades (2000) y Prospera (2012), son las estrellas del combate a la pobreza; sin embargo, pese a los millonarios recursos invertidos, millones de personas –más de la mitad de la población mexicana– no salen de su espantosa realidad.