Inspirado por el pobre y desolado noreste mexicano, el escritor Manuel Payno dejó constancia en 13 escritos, donde dedica descriptivos pasajes a la Villa de Reynosa, que hacen sentir la vida y costumbres de nuestros antepasados en 1839.
La Villa de piedra y tepetate
Inspirado por el pobre y desolado noreste mexicano, el escritor Manuel Payno dejó constancia en 13 escritos, donde dedica descriptivos pasajes a la Villa de Reynosa, que hacen sentir la vida y costumbres de nuestros antepasados en 1839.
Manuel Payno es una de las figuras del mundo de las letras más notables de México en el siglo XIX, y se le conoce como un perpetuo viajero, consumado político (a veces traicionado), reconocido militar, funcionario y diplomático del gobierno federal.El joven Payno obtuvo su primer trabajo en la sección fronteriza del bajo río Bravo, donde iniciaría su carrera literaria, inspirado por el pobre y desolado noreste mexicano de esos tiempos.Payno empezó a escribir en 1838 para algunos periódicos, revistas y otras publicaciones localizadas en la Ciudad de México. En el año de 1839 viajó hacia el Presidio del Río Grande (Guerrero, Coahuila) recorriendo las famosas Villas del Norte (Reynosa, Camargo, Mier, Revilla y el Laredo del actual Texas), visitando también diferentes poblados en Nuevo León y Coahuila.Escribió 13 artículos sobre sus crónicas de viaje por la región del río Bravo, los cuales fueron publicados en el periódico “El Siglo XIX” entre 1842 y 1843. Los fragmentos de éstos nos presentan una historia visual, un guión cinematográfico como nos plantea el historiador Álvaro Matute, “emplea todos los posibles, desde el full shot hasta el close-up pasando por cada uno de los intermedios.”LA VILLA DE REYNOSA EN 1839En su reportaje sobre Reynosa, publicado el 29 de septiembre de 1842, Payno menciona que venía de la Mesa (San Lorenzo de la Mesa existió al sur del actual Nuevo Progreso) y apunta que el “camino es tan boscoso y monótono… Hay en el tránsito dos esteros de agua clara, y en todos los ranchos se encuentra (cuando lo hay) maíz, café y carne”. Payno está en Reynosa el 24 de marzo de 1839, y menciona que “amaneció el domingo de Ramos nublado y soplando un viento del norte. Me fui a la iglesia que es una galera de 40 varas de largo con las paredes sucias y sin altares. En el fondo está el único”, que representa la autoridad del pueblo. “El cura leyó el Año Cristiano en lugar de predicar. Cuando salió la gente de la iglesia observé algunas muchachas hermosas... la villa quedó más o menos desierta, y yo cruzado de brazos, sin saber qué hacer.”“Decididamente estos son unos países (pensé yo) sin recuerdos y sin porvenir,” continuaba su artículo. Reynosa pasaba por los años de los estragos de la guerra con República de Texas, las continuas depredaciones de las bandas de lipán, apaches, comanches y tejanos. Estaban en víspera del movimiento federalista separatista de la República del Río Grande (1840) y la intervención norteamericana en México (1846-1848).“Sin embargo mi cartera no quedó en blanco”, continuaba Payno. “He aquí lo que apunté el domingo de Ramos: Reynosa es la primera de las cinco villas fronterizas situada en las orilla del río Bravo. Está en una loma caliza y árida, pero la vista no es tan monótona, pues se descubren desde cualquier punto de ella los ranchos y las labores inmediatas. Su población llegará a cinco mil habitantes en toda la jurisdicción: sus casas son unas de piedra y otras de tepetate y aunque sin adornos exteriores ni interiores, no es tan mala su construcción.”Después de continuar explicando la fundación de la villa, la población nativa, la distancia de 25 leguas con Matamoros, Payno describe su partida. “La tarde siguiente dejé con cierta alegría la placita pedregosa y triste de Reynosa. Al bajar la loma se divisa el camino, que es un callejón practicado en el bosque; pero como está tirado a cordel por más de cinco leguas presenta una vista óptica agradable.” Esa misma noche pernoctaría en Reynosa Vieja (Reynosa Díaz), de ahí continuó su viaje por Camargo, Mier y Revilla (Antiguo Guerrero). De anotaciones en su cartera se visualiza la vida del soldado mexicano que cuidaba la frontera, al mismo tiempo que nos hace sentir la vida y costumbres de nuestros antepasados que ocupaban las riberas del Bravo en un jacalón en la villa de Mier.*Antropólogo. Cronista Municipal de ReynosaFue actor y testigo>Fue actor y testigo de los principales movimientos de la historia de México, como fueron: >La separación de Texas en 1836; la Intervención Norteamericana en México entre 1846 y 1848; Guerra de Reforma entre 1857 y 1859; Participante durante el juarismo y el porfiriato. >Muere el 4 de noviembre de 1894 desempeñando el cargo de Senador de la República, ya entrado el porfiriato.Sus obras> El fistol del diablo (1845-1846); El hombre de la situación (1861); Tardes nubladas y El libro rojo. >Su obra cumbre de la literatura mexicana, Los bandidos de Río Frío (1889-1891), la escribe en Barcelona, España a unos años de su muerte.Desde LondresEstos artículos conocidos bajo el título “El Río Bravo del Norte” permanecieron en la Biblioteca del Museo Británico de Londres hasta que fueron llevados en micropelícula a la colección Latinoamericana de la biblioteca de la Universidad de Texas en Austin. Los trece artículos del Río Bravo que nos conciernen fueron compilados por Boris Rosen Jélomer en el tomo V con el título Panorama de México, cuyo prólogo fue desarrollado por nuestro reconocido amigo de la Sociedad de Historia de Reynosa, Álvaro Matute.Actualmente la vida y obra literaria de Manuel Payno se estudia para entender el turbulento siglo XIX.
Acuarela de la Iglesia de Reynosa, 10 de agosto 1846, Biblioteca del Congreso de E.U.