La última frontera

Conocer el Fin del Mundo lo hará sentirse libre, vulnerable y dichoso de estar vivo

Las aguas que abrazan a Cabo de Hornos son, quizá, el paso marítimo más peligroso del planeta. Lo que también lo hace el más deseado. Esto, porque justo ahí se reúnen impetuosamente los océanos Atlántico y Pacífico, aunado otros intensos fenómenos atmosféricos que generalmente impiden desembarcar en el denominado Fin del Mundo, en el último recoveco de la Patagonia. Por su latitud austral, el Cabo se distingue por su clima frío; las temperaturas más altas no rebasan los 14 grados en verano (enero y febrero) y disminuyen hasta los menos dos en invierno (julio y agosto).Por eso, sorprende que, a 650 kilómetros de la Antártida y en medio de la última trinchera de la superficie chilena insular, viva una pequeña familia de cuatro integrantes, completamente aislada del mundo.Ellos son los Valenzuela: Andrés, patriarca y Alcalde de Mar en Cabo de Hornos; su mujer, Paula; su hijo Matías, de 12 años y Melchor, su juguetón perrito poodle.Los chilenos fueron seleccionados de entre 400 familias capacitadas para manejar el faro, que sirve como guía a los navíos, y realizar apreciaciones meteorológicas que transfieren por satélite a Punta Arenas.Y es que, aunque el Cabo destaca por su tráfico marítimo internacional, el cual incluye barcos comerciales, militares y turísticos, son muy pocos los que logran encontrarse con la familia Valenzuela.Para que un navío pueda desembarcar es necesario que su piloto y la mayoría de su tripulación sea chilena, además de que debe contar con una serie de costosos permisos, lo que reduce el número de posibilidades al año (10 en promedio). De éstos, ocho son del Stella Australis, de casi 150 viajes que realiza por temporada.Sin embargo, aunque uno no puede pisar la misma tierra firme que conquistaron en su momento exploradores como Francis Drake, Robert Fitz Roy y Fernando de Magallanes, la experiencia de navegar en las aguas de Tierra del Fuego y el límite del paso Drake, es única e inolvidable.A veces es más dichoso ver el Cabo desde una distancia considerable que desembarcar. Antes, los únicos que lograban tocar tierra eran los náufragos, aquellos marinos cuyo tiempo estaba contado, explica Patricio, uno de los guías del crucero Stella Australis.Tomando en cuenta que la vida es efímera ante las inclemencias del tiempo austral, muchas veces basta con asomarse por la popa del barco y dejar que la naturaleza haga el resto del trabajo.El frío que entumece el cuerpo, el viento que sacude al navío y hace efecto en el estómago, la brisa de las olas que humedece la ropa y el silencio que cala hasta las entrañas. Así es el Fin del Mundo, un lugar en donde, por un momento, uno puede sentirse libre, vulnerable y dichoso de estar vivo, como lo hacen los Valenzuela todos los días.¿Qué hay en Cabo de Hornos? El Faro Monumental Isla HornosInaugurado el 17 de noviembre de 1991, este faro se localiza a una altura de 57 metros sobre el nivel del mar.Monumento al Marinero DesconocidoCreado por el artista José Balcells en 1992, este monumento hecho con 10 placas metálicas asemeja la imagen de un albatros errante, un ave propia de los océanos patagónicos.En 2014, un ala del monumento se partió por la mitad debido a que las ráfagas de viento alcanzaron poco más de 235 kilómetros por hora.A la cima del Fin del MundoSon 160 los escalones de madera que conectan la playa con la parte alta de la isla, a unos 50 kilómetros de altura.Hogar, dulce hogarLa vivienda del farero chileno y su familia tiene tres recámaras, un baño privado, cocina, sala, comedor, una sala de radio, habitación para visitas, baño para los turistas y una sala de atención al público.Cómo llegarLo mejor es llegar vía aérea a Punta Arenas (Chile) o a Ushuaia (Argentina). Todos los vuelos desde la Ciudad de México hacen una escala en ciudades como Santiago, Sao Paulo o Buenos Aires. Una vez en los puertos antes mencionados, para llegar al Cabo es necesario contratar un crucero expedicionario.Dónde dormirEn Punta Arenas, el hotel Cabo de Hornos es el oficial de los cruceros Australis. Se puede conseguir una habitación doble con vista al Estrecho de Magallanes o a la ciudad. Los precios oscilan entre 6 mil 455 y 5 mil 850 pesos mexicanos (depende la vista).Y el Hotel Rey Don Felipe está muy cerca de edificios y palacios históricos, museos, el puerto y el mercado. Ocupación doble, de 2 mil 850 hasta 4 mil 728.En Ushuaia, Las Hayas es un alojamiento de cinco estrellas rodeado de un enorme bosque de ñires, lengas, guindos y hayas, y cuenta con una imponente vista a la cordillera de Los Andes y al Canal del Beagle. Único precio estándar, doble: 4 mil 695 pesos. Y Cilene del Faro se localiza a pocos pasos del centro de Ushuaia, donde se encuentran los mejores restaurantes de la región. Al viajar en invierno, es el lugar ideal para disfrutar de una tarde de esquí en el Cerro Castor. Ocupación doble: 4 mil 561 pesos.Cuándo irEl verano patagónico (de finales de septiembre a inicios de abril) es la temporada ideal para aventurarse al Cabo, tanto por la estabilidad climatológica, como por la amabilidad de los terrenos y el mar. Además, es la temporada en la que trabajan los barcos de lujo y cruceros expedicionarios. Qué llevarComo en cualquier expedición por la Patagonia y Tierra de Fuego, se recomienda llevar suéter, gorro, lentes de sol, bloqueador solar, guantes, chamarra y pantalones impermeables, y zapatos o botas de trekking especiales. Si tienes la suerte de bajar en Cabo de Hornos, no olvides llevar pesos chilenos para comprar un souvenir o un sello para tu pasaporte.Con quién contratarLos cruceros Australis tienen viajes desde tres noches con varias expediciones (incluyendo el Cabo). Su costo es entre mil 895 y 2 mil 679 dólares (28 mil 289 y 39 mil 993 pesos). También hay paquetes de cuatro, cinco, seis y siete noches.