“La historia del sonido siempre va paralela a la historia”, dice una mañana Martín Hernández, productor mexicano de sonido que ha estado dos veces nominado al Oscar por su trabajo en películas de Alejandro González Iñárritu: Birdman (2014) y The Revenant (2015).
Hernández habla con EL PAÍS mientras manipula el sonido de una escena icónica de Birdman en la que Michael Keaton camina ansioso por los pasillos en un teatro en Broadway, antes de suicidarse frente al público. “Alejandro quería que primero sonaran truenos de fondo como de teatro, pero que luego se volvieran muy reales”, cuenta Hernández, mostrando la escena en los pasillos con y sin el sonido tormentoso que acompaña el desespero de Keaton. Lo hace como el piloto de un avión, no frente al cielo, sino a decenas de botones en una de seis nuevas salas Dolby Atmos que Hernández acaba de diseñar a su gusto. “No son un requisito” para hacer cine o series, dice Hernández con respecto a este tipo de exquisitas salas para la producción de sonido. “Pero son mejores para competir a nivel mundial”.
Estas seis nuevas salas de sonido son parte de la apuesta que ha hecho el productor de cine y televisión Epigmenio Ibarra –CEO de Argos Media Group y director de los estudios Gabriel García Márquez– para mejorar la producción cinematográfica mexicana.