La cuenca del río Bravo en la sección de Reynosa

Desde finales del siglo XIX, se planearon extensivos sistemas de riego. Primero fueron los de bombeo y después se desarrollaron una red de canales por gravedad que cubren tanto en la planicie fluvial como en el delta del río casi en su totalidad

-Primera parte-

Como seres humanos tratamos de adaptarnos a un entorno geográfico cuyo largo historial es poco entendido.  Los factores geológicos, climáticos y biológicos están relacionados con procesos de miles de años, mientras que las adaptaciones humanas a su entorno están estrechamente ligadas a conceptos culturales adoptados por la sociedad en que se vive en un determinado espacio de tiempo. 

De tal manera, los conceptos de los grupos étnicos cazadores y recolectores del río Bravo, antes y durante el período de la Colonia Española, discrepan con la de los habitantes de Reynosa de la segunda parte del siglo XVIII, quienes practicaban el pastoreo y una agricultura incipiente en el mismo espacio geográfico. Lo mismo se puede decir del concepto del reynosense de la primera parte del siglo XX, quién veía su futuro en la ganadería, en los modernos sistemas de riego y en la explotación de hidrocarburos, contrasta con la percepción del entorno geográfico del reynosense de las últimas décadas, quién experimenta con el crecimiento urbano propiciado por la hegemonía de la economía globalizada.

El río

El desarrollo histórico de Reynosa tiene su evolución en la provincia fisiográfica conocida como Llanura Costera del Golfo de México, la cual es atravesada perpendicularmente por una serie de ríos que descargan sus aguas en el Golfo de México. Ésta ciudad se encuentra en la margen izquierda del río Bravo, aproximadamente a 115 km de su desembocadura. El Bravo disputa el cuarto o quinto lugar entre los ríos más largos de América del Norte. Nace en las montañas de San Juan, en la sección suroriental del estado de Colorado en Estados Unidos, recorriendo un trayecto de 3,034 km antes de descargar sus aguas en el Golfo de México.

El lomerío de bajo relieve entre Reynosa y la sierras en Nuevo León, se depositó en el período geológico del Terciario, hace entre 65 y 1.8 millones de años. A finales de éste período, en la época del Plioceno hace unos 5.3 a 1.8 millones de años, se formaron las rocas sedimentarias en la ciudad y en la parte central del municipio conocidas geológicamente como la formación Reynosa. Estos depósitos de hasta más de 5 metros de profundidad se conocen localmente como caliche o tepetate, el cuál fue utilizado para producir la cal viva, los sillares para construcción de viviendas y como revestimiento y relleno de calles, brechas y caminos. 

Se pueden apreciar grandes fosas, conocidas como calicheras, dispersas en el paisaje urbano de la ciudad, causada por la extracción de este material. Otro de los materiales explotados en la región fueron los conglomerados del Mioceno de hace 23 a 5 millones de años, en las graveras al poniente de la ciudad, como base para el hormigón o concreto en las construcciones, durante el siglo pasado. Rocas de arenisca provenientes de los límites con el estado de Nuevo León, también del Mioceno, fueron utilizadas para fachadas en algunas construcciones de carácter público y privado durante el siglo XX.

Los sedimentos más recientes de la Llanura Costera del Golfo de México se hayan a lo largo de la planicie fluvial del río Bravo. Estos se extienden hacia el oriente al litoral costero a través del abanico deltaico del mismo río. Es en estos sedimentos del Cuaternario, depositados desde hace 1.8 millones de años, se encuentran actualmente las tierras fértiles para la agricultura.  

Desde finales del siglo XIX, se planearon extensivos sistemas de riego. Primero fueron los de bombeo y después se desarrollaron una red de canales por gravedad que cubren tanto en la planicie fluvial como en el delta del río casi en su totalidad.

Desde el siglo XIX y por más de dos siglos las arcillas procedentes de la planicie fluvial fueron utilizadas para la elaboración de ladrillos cocidos. Este material para la construcción está asociado a una larga tradición en la arquitectura ribereña, la cual tiende a eclipsarse en el presente. 

El delta

La última parte hidrográfica del río Bravo, entre Nuevo Laredo y Camargo, está drenada por corrientes intermitentes con carácter de tipo dendrítico que vierten sus aguas en las corrientes perennes de los ríos Salado, Álamo y San Juan. Éstos a su vez, descargan de poniente a oriente en el río Bravo.

    A la altura de Ciudad Miguel Alemán, Tamaulipas, y Roma, Texas, el trayecto del río Bravo se convierte en meándrico para empezar a crear el segundo delta más grande de las costas del Golfo de México. La planicie fluvial del río con sedimentos del Cuaternario se encuentra delimitada por las formaciones del período Terciario, alcanzando a tener 15 km de ancho en las inmediaciones de Cd. Díaz Ordaz. A la altura de Reynosa Díaz, en Tamaulipas, y Peñitas, en Texas, el abanico del delta parte en dirección del litoral costero en Texas, mientras que la formación de Reynosa de caliche le impide abrir el abanico hacia Tamaulipas, sino hasta haber cruzado la ciudad de Reynosa. A la altura de Reynosa, se encuentran los últimos arroyos que descargan sus aguas directamente al río.

El abanico de descarga de las corrientes del Bravo cubre simétricamente un aproximado de 130 km de litoral costero entre las inmediaciones del puerto Mansfield, en Texas, y la Isla del Mezquital, en la parte norte de la Laguna Madre, en Tamaulipas. Los sedimentos descargados en el delta son parte de un lento proceso geológico que construyen las islas de barrera y éstas a su vez crean partes de la laguna Madre de Texas y de la Laguna Madre de Tamaulipas, que juntas forman el sistema hipersalino más grande del planeta. 

Junto al sistema activo del delta existen reliquias de los sistemas del Cuaternario, desde hace 1.8 millones de años. Estos sistemas deltaicos estuvieron relacionados con una serie de cambios climáticos y de fluctuaciones en el nivel del mar, causados por episodios de glaciares e interglaciares. Durante las etapas de los interglaciares, debido a los deshielos, grandes cantidades de lodo y arena fueron depositados en el delta. 

Aparentemente hace 4,500 años, el nivel del mar llegó a su posición actual empezando la etapa moderna del Holoceno en el delta del río Bravo. Los sistemas de islas de barrera empezaron a formarse hace entre 3,400 y 1,900 años, cuando el río no pudo mantener su expansión hacia el oriente. Desde entonces la transgresión marina se inició y continúa lentamente hacia el continente en dirección poniente. 

Entre los rasgos característicos del río Bravo, se encuentra un sistema meándrico fluvial, cuya sinuosidad aumenta conforme el trayecto del río se aproxima a la costa. Paralelos al río encontramos meandros o canales abandonados, conocidos localmente como bancos. Éstos fueron parte de previos trayectos que llevaban las aguas del río. 

   Algunos de éstos bancos fueron penosos para los viajeros ribereños de los siglos XVIII y XIX durante la temporada de lluvias. La laguna La Mulita, en las inmediaciones de Venecia en el municipio de Díaz Ordaz, la laguna Corona, cerca de Los Cavazos, La Bolsa de Judas, al norte de la Cd. Río Bravo, y el vaso del Culebrón son algunos de los ejemplos de estas curvas, que son henchidas durante las lluvias y períodos de inundación del río. 

Algunos de éstos bancos, al igual que los últimos arroyos que descargan en el río Bravo antes de abrir su abanico deltaico, quedaron dentro de la mancha urbana de Reynosa.  Los arroyos como el Anhelo, el dren de las Mujeres y otros perdieron sus nombres entre el pavimento y concreto de ésta ciudad, en el intento de los reynosenses por dominar la naturaleza milenaria de la cuenca del río Bravo. En una próxima nota incluiremos los rasgos de esta cuenca que se encuentra escondida, pero viva dentro de nuestra ciudad de Reynosa.