La bendición de su madre lo salvó
Reynosa, Tam.- Solo un ser divino podía salvarlos de una muerte segura al caminar seis días en el desierto. Al salir de su natal Chiapas, la imagen de su madre dándole la bendición se quedó grabada en la memoria de Eduardo Sebastián Martínez. A los 19 años, decidió salir de casa para reunirse con dos de sus hermanos que trabajan en Estados Unidos. “La vida es difícil en Chiapas. Unos primos también se iban para el otro lado y me llevaron, ellos me dijeron que me conseguían trabajo. Nos cruzaron por Sonora, me cobraron como 7 mil pesos, pasas caminando porque allá es puro desierto, no hay río como aquí”. El trayecto de Chiapas a Sonora resultó tranquilo, pues por ser mexicano, las autoridades de migración no los detienen. BENDECIDOS Eduardo tiene claro que la suerte estuvo de su lado, pero que la ayuda de Dios permitió que las condiciones climatológicas no fuesen tan despiadadas. “Fueron seis días caminando, dormíamos casi de día y aunque nos dijeron que hacía mucho frío, la verdad es que Dios nos ayudó mucho porque no lo sentimos”. Este joven viajó acompañado de dos grandes botellas con agua y en tan sólo dos días acabó con el contenido de uno de estos recipientes. “Cuando nosotros cruzamos hasta llovió casi todos los días y eso nos ayudó porque no se sentía tanto calor, la lluvia nos refrescaba”. Otra de las ventajas que tuvo en su travesía, comentó, es que la lluvia formaba pequeños charcos que sirvieron para reunir agua y seguir su camino. “De ahí tomábamos agua. Eramos 48 personas entre mujeres, hombres y tres niños. Caminamos en la noche y parábamos como a las 4 de la mañana para descansar”. Entre todos ayudaban a cargar a los niños que en algunos momentos resentían el dolor en las piernas de tanto caminar. “Yo no sentía dolor o cansancio porque cuando llovía nos refrescábamos. Estaba nublado, pero los niños de pronto lloraban o se quejaban”. ESCONDIDOS El miedo se apoderaba de Eduardo, al grado de paralizarlo, cuando el motor de un auto o el estruendo de las hélices de un helicóptero se escuchaban. “Ya sabíamos que era la ‘migra’. A veces andaban en caballo y no los oíamos hasta que estaban muy cerca y donde podíamos, nos escondíamos”. Sin embargo, el grupo de 48 mexicanos logró llegar a su destino, todos a salvo y algunos, como en su caso, con trabajo seguro. “Empecé cortando yardas a 8.50 dólares la hora. Luego trabajé en una fábrica donde hacía platos desechables, me pagaban a 12 dólares la hora y trabajaba dos noches a la semana”. DEPORTADO Hace tres meses, agentes de Migración lo detuvieron al salir del trabajo y de ahí lo llevaron directamente al centro de detención. “Duré un mes en Tennesse detenido en Migración y luego me deportaron”. Asegura que el trato que les dan mientras están en detención es bueno, no así la comida que les ofrecen. “Te dan muy poquito de comer, a diario llegan como cien o 150 mexicanos, todos tardan un mes ahí y luego los deportan”. Ahora, piensa regresar a Chiapas para ver a sus padres. ¿Regresar a Estados Unidos? Eso no está en sus planes por el momento. “Lo bueno que cuando me deportaron no me quitaron mi dinero, respetaron lo que traía y con eso me voy a regresar”.
Fueron seis días caminando, dormíamos casi de día y aunque nos dijeron que hacía mucho frío, la verdad es que Dios nos ayudó mucho porque no lo sentimos, .
Eduardo Sebastián Martínez..