Poco después que un jurado declaró al exagente Derek Chauvin culpable del asesinato de George Floyd, jefes de policía de todo Estados Unidos empezaron a hacerse oír... no en defensa de la propia policía. Fue un marcado contraste con lo que sucedía en años anteriores, cuando los máximos jefes cerraban filas en torno a un agente que mataba a alguien estando de servicio: el llamado “muro azul”.
El jefe de policía de Nueva Orleans, Shaun Ferguson, dijo que la sentencia de culpabilidad contra Chauvin anunciada demostró que “los policías no están por encima de la ley”. La comisaria de Cincinnati, Charmaine McGuffey, dijo que era un “paso necesario” para sanar una nación desgarrada por la violencia policial. El jefe de policía de Miami, Art Acevedo, alentó a los estadounidenses a dar “un suspiro de alivio colectivo”.
Los jefes de las fuerzas de seguridad dijeron que la condena de Chauvin era un paso hacia la recuperación de la confianza en el sistema de justicia penal y la mejora de las relaciones entre las policías y las poblaciones a las que sirven.
Pero tanto los jefes como activistas advirtieron que un solo caso no significa el fin del racismo sistémico ni del uso de la fuerza excesiva por parte de los departamentos de policía.
“El sistema de justicia estadounidense no siempre ha estado al servicio de su pueblo y la muerte de George Floyd es un ejemplo estremecedor de cómo podemos fallar”, dijo Shon Barnes, el primer jefe negro de la policía de Madison, Wisconsin. “Como agente de la ley, creo que hoy se ha hecho justicia. Los escuchamos. Es un momento importante”.
En el juicio de Chauvin, los jurados vieron videos tomados por transeúntes y por las cámaras policiales y escucharon las declaraciones de testigos sobre el agente blanco que puso su rodilla sobre el cuello del hombre negro que era sometido contra el piso diciendo “no puedo respirar”.
Al declarar contra Chauvin, el jefe de policía de Minneapolis, Medaria Arradondo, rompió el “muro azul de silencio” que durante años ha garantizado la impunidad de agentes que cometen delitos. Arradondo dijo al jurado que la conducta de Chauvin violaba las normas departamentales, era contrario al entrenamiento y “por cierto no es parte de nuestra ética y valores”.
Algunos sindicatos de agentes apoyaron el veredicto, pero no está claro que sea un sentimiento compartido universalmente por organizaciones habituadas a salir siempre en defensa de sus afiliados.