ROMA
La operación de febrero de 2020 fue una de las más grandes que se conozcan para recuperar cactus raros para esta zona del mundo y sirvió de catalizador para una campaña internacional de expertos, policías, conservacionistas y gobiernos para regresar las plantas a sus países nativos.
El teniente coronel Simone Cecchini y su equipo hallaron en Senigallia, una población sobre la costa adriática, cientos de cactus de las especies Copiapoa cinerea y Eriosyce recogidos en el desierto chileno. También hallaron el pasaporte, la computadora y documentos del presunto traficante que les permitieron reconstruir la operación.
El sospechoso, un italiano de unos 40 años, había viajado siete veces a Chile, de donde envió cajas de cactus a Rumania y Grecia. Desde ahí las llevó a Italia y las vendió a sus clientes, principalmente en Asia.
“Nunca imaginé que existiera semejante mercado”, dijo Cecchini. “Nunca pensé que enviarían un cactus a Japón por 1.200 euros”.
Se comunicó con Andrea Cattabriga, presidente de la Asociación de Biodiversidad y Conservación, y le pidió que examinara los especímenes para confirmar que provenían de Atacama, considerado el desierto no polar más árido del mundo. Los científicos han utilizado la región, al oeste de los Andes, para simular expediciones a Marte.
En una población de las afueras de Bolonia, Cattabriga mantiene varios invernaderos donde cultiva legalmente una gran variedad de cactus raros a partir de semillas certificadas. Luego trata de reproducir su hábitat natural y utiliza cotonetes para la polinización. Esto le permite distinguir entre los cultivados en invernaderos y los recogidos en el desierto.
Cattabriga y Cecchini decidieron que la magnitud de la confiscación requería una medida histórica: devolver las plantas a Chile.
En el país sudamericano, Pablo Guerrero, del Departamento de Botánica de la Universidad de Concepción, coordinó la recepción de las plantas con la Corporación Nacional de Forestación.
Las plantas arribaron el 18 de abril de 2021 al aeropuerto de Santiago, desde donde las llevaron a un centro especial de cuarentena en las afueras de la capital, donde permanecerán hasta agosto.
Su futuro es incierto. Varios políticos presionan para que las devuelvan al desierto de Atacama, pero Guerrero teme que no sobrevivan, y pide enviarlas a un jardín botánico especial en la región de Coquimbo, donde se puede reproducir su hábitat.
En tanto, el presunto traficante y un cómplice deberán responder a cargos en un tribunal en Ancona, Italia. El presunto traficante se negó a hablar con The Associated Press. Cecchini dijo que otros colaboradores del sospechoso figuran ahora en una base de datos de Europol y están bajo vigilancia.
“La mayoría de la gente en Chile no cree que existe la caza furtiva de plantas”, dijo Guerrero. “Creen que la caza furtiva es de rinocerontes o elefantes, lejos de aquí. No son conscientes de que ocurre aquí con nuestros cactus”.