KABUL
Aterrados por la posibilidad de que el nuevo régimen de facto cometa semejantes abusos, miles de personas han corrido al aeropuerto de Kabul en su desesperación por huir del país tras la ofensiva relámpago del Talibán. Otros han salido a las calles a protestar y el Talibán los ha reprimido con violencia.
El Talibán ha tratado de proyectar una imagen moderada y ha prometido restaurar la seguridad y perdonar a quienes los combatieron durante los 20 años de la ocupación encabezada por Estados Unidos. Antes de los oficios religiosos del viernes, los líderes pidieron a los imanes que hablen de unidad en sus sermones, exhorten a la gente a no huir del país y contrarresten la “propaganda negativa” sobre ellos.
Sin embargo, muchos afganos se muestran escépticos y el informe de Amnistía les dio mayores pruebas contra la afirmación del Talibán de que ha cambiado. Temen que los talibanes borren los logros, especialmente para las mujeres, logrados en las últimas dos décadas. Los informes de abusos están aumentando.
Muchos afganos temen que el Talibán vuelva a imponer el régimen de la década de 1990, cuando las mujeres estaban confinadas a sus casas, la televisión y la música estaban prohibidas, se amputaban las manos a los sospechosos de robos y se realizaban ejecuciones públicas.
El grupo promotor de los derechos humanos dijo que sus investigadores hablaron con testigos en la provincia de Ghazni, quienes relataron cómo el Talibán mató a nueve hombres de la etnia hazara en la aldea Mundarakht del 4 al 6 de julio. Fusilaron a seis de ellos y mataron a los otros tres con torturas.
Estos asesinatos “recuerdan la trayectoria anterior del Talibán y son un indicio horrendo de lo que puede traer el régimen Talibán”, dijo Agnes Callamard, titular de AI.
El grupo dijo que tal vez muchos asesinatos no fueron denunciados porque el Talibán interrumpió los servicios de telefonía celular en muchas zonas capturadas para impedir la publicación de las imágenes.
Por otra parte, Reporteros sin Fronteras expresó su alarma ante la noticia de que milicianos mataron el miércoles a un pariente de un periodista afgano que trabaja para la emisora alemana Deutsche Welle.
“Lamentablemente, esto confirma nuestros peores temores”, dijo Katja Gloger, de la sección alemana del grupo. “La acción brutal del Talibán demuestra que la vida de los trabajadores de la prensa independiente en Afganistán está en peligro grave”.