El historiador Enrique Krauze afirmó que bienvenido el debate, bienvenida la disidencia, bienvenida la diferencia de opiniones, pero “es indigno de la Presidencia de México, con todo el poder que tiene, con toda la fuerza que significa el lugar desde donde habla, emplear la tribuna presidencial para insultar, para atacar a sus críticos”.
Durante la presentación de su libro “Crítica al poder presidencial”, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara dijo que la palabra del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene un peso inmenso, por lo cual “es una injusticia, es una asimetría, es indigno de la presidencia de México que el presidente con todo el poder que tiene utilice el pulpito presidencial o la palestra presidencial para insultar, calumniar, difamar o atacar a sus críticos”.
El historiador, que es autor de varios libros, entre ellos “Por una democracia sin adjetivos”, dijo que nunca habían ocurrido esos ataques desde el púlpito presidencial, “en un país tan acosado, en donde el periodismo es tan acosado, donde mueren tantos periodistas, en un país como México el presidente con todo el poder que tiene, con nombre y apellido difame, calumnie y mienta sobre periodistas o intelectuales o académicos”.
En una conversación con Ivabelle Arroyo, el intelectual mexicano afirmó la de México y su crítica al poder es la historia de un drama y dijo que él siempre soñó que una izquierda democrática liberal, respetuosa de los poderes llegará, corrigiera el tema de la corrupción y sobre todo la política social, porque el siempre ha estado de acuerdo con la política social del reparto en efectivo, pues una idea que Gabriel Zaid presentó en 1973, pero no instrumentada así, “porque está instrumentada de manera clientelar y política, dar dinero a cambio de obediencia política”.
Krauze aseguró que la revolución por la izquierda que hubiera querido que llegara desde Vicente Fox, en una alianza, era aquella que respetara las conquista que tanto costó a las generaciones con división de poderes, libertad de la prensa, libertad de los medios, libertad de expresión, respeto a la crítica, respeto a los organismos autónomos, al Instituto federal Electoral, al Instituto Nacional de Transparencia, a todas las instancias autónomas, con un Congreso y un poder judicial que se respete así mismo y un presidente que respete a los ciudadanos y sobre todo, un presidente que no utilice con fines políticos, los profundos sentimientos religiosos y la fe del pueblo mexicano.