En 1964, un joven de 17 años se puso en la mira fundar la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Hombres de Pelo Largo. Se llamaba David Jones y años después adoptó el apellido artístico de Bowie para diferenciarse del líder de The Monkees, Davy Jones. Ese joven, como era evidente al crear esa organización, pensaba distinto a los demás: buscaba entonces protestar por el trato que él y otros chicos de cabello largo recibían en las calles de Londres.
El asunto fue algo serio, en la BBC, el joven Bowie explicó que la organización era realmente para la protección de los músicos pop y de aquellos que llevan el pelo largo: “Cualquiera que tenga el coraje de llevar el pelo hasta los hombros tiene que pasar por un infierno. Es hora de que estemos unidos y defendamos nuestros rizos”, dijo.
David Bowie era así, único. Para las generaciones actuales es una suerte de Pablo Picasso de la música y la moda, mientras que para las del pasado era un transgresor, un tipo loco, que habló de temas que no eran públicos, les dio voz, mientras les abría un nuevo mundo con su música.
Artista inigualable
Bowie no fue sólo eso. Fue sus alter egos: Ziggy Stardust, Aladdin Sane, Tao Jones, Halloween Jack, John Merrick y Think White Duke. Pero también un ser humano que nació en Brixton, South London, hace 75 años.
Desde pequeño demostró ser un genio, era muy audaz para hacerse notar, fue a los 22 años cuando hizo que el mundo entero lo conociera con su canción “Space Oddity”, después de planear una estrategia promocional perfecta, adelantó el lanzamiento de su canción nueve días e hizo que la BBC la eligiera para musicalizar la transmisión del lanzamiento del Apollo 11 hacia la Luna, en donde Neil Armstrong dio el gran salto para la humanidad.
“En la actualidad, su música se sigue usando en videos, comerciales, películas, y está alcanzando a chavitos, quienes ven que traía un discurso interesante y comprensible en sus canciones”, dice el locutor Pepe Campa.
Bowie supo mantenerse vigente durante 50 años reinventándose. No se unía a las tendencias, sino que las creaba sin importar lo que la gente pensara: se declaró homosexual, luego bisexual, mantenía una imagen andrógina en una época en donde ese tipo de comportamientos no eran aceptados, y con ello se ganó la admiración de generaciones de jóvenes, no sólo la suya, las que le sucedieron, las de hoy en día.
“Tiene una magia que atrae al ojo y luego al oído, es de la talla de Pablo Picasso pero a nivel musical, es un artista de lo mejor que dio el siglo XX. Luego, un hombre que aprendió de sus errores y también de sus aciertos, y es por ello que es un hito, no sólo para la música, sino también a nivel empresarial, a nivel motivacional”, destaca Campa.
Artista camaleónico
Además de ser un camaleón visual, movía al mundo con su arte, no sólo se dedicó a la música sino que realizó 38 filmes, entre los que destacan El hombre que cayó a la Tierra; también fue un artista plástico, mantuvo una fuerte amistad con Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat, apunta la crítica musical, Karina Cabrera.
“Se hace vigente por las conexiones con quienes estaban trabajando con él, siempre estaba buscando algo nuevo, se alimentaba de muchas cosas no sólo de la música, hay legado de libros, discos, cosas que recomendaba, y eso habla mucho de cómo tenía relación con el arte”, dice.
Muchos querían tocar esa luz que irradiaba Bowie. Su fórmula fue mezclar trasgresión con sencillez, un “artista honesto”, dice Campa. El hambre de experimentar lo llevó a aceptar muchas colaboraciones sin importar el género musical o las personalidades, desde Mick Jagger, hasta Scarlett Johansson, con quien hizo el tema “Fannin street”.
En “Heroes”, que se ha convertido en un símbolo de unión para la humanidad, inclusive en estos tiempos de pandemia, tuvo una colaboración con el guitarrista Robert Fripp. También se acercó a Placebo con “Without you I’m nothing”, además de Trent Reznor de Nine Inch Nails.
Con Queen hizo “Under pressure” (se dice que no estaba muy de acuerdo con la canción y en algún momento sugirió cancelar el lanzamiento o al menos su participación). Hizo una versión ligera de “Hallo spaceboy” con Pet Shop Boys.
Hasta el final de sus días, David Robert Jones dejó un legado que no desapareció con su fallecimiento a causa de cáncer de hígado; fue así que lanzó su última obra de arte sonoro llamada Blackstar el día de su cumpleaños, el 8 de enero de 2016, dos días antes de la muerte del ser humano. Bowie es inmortal.