Hijo gay de migrantes será el próximo Primer Ministro de Irlanda
Dublín, Irlanda.- El nuevo líder del democristiano partido Fine Gael y futuro Primer Ministro, Leo Varadkar, accede al poder con una agenda principalmente conservadora, aunque el primer jefe del Gobierno irlandés abiertamente gay se declara progresista en cuestiones relacionadas con grupos minoritarios y los sectores más desfavorecidos.Varadkar, de 38 años, sucedió hoy a Enda Kenny al frente del partido Fine Gael (FG), una de las fuerzas políticas más tradicionalistas de este país que, no obstante, ha decidido dar las riendas a uno de sus miembros más ambiciosos y, al mismo tiempo, más diferente al resto de sus correligionarios.El próximo Taoiseach (Primer Ministro) es hijo de Ashok y Miriam, un médico indio y una enfermera irlandesa, por lo que representa también a los inmigrantes que han llegado en los últimos años a este país, que tradicionalmente ha sufrido el efecto contrario con la emigración de miles de jóvenes en gran parte de su historia.A pesar de su juventud, Leo Varadkar, médico como su padre, tiene experiencia de Gobierno después de ocupar la cartera de Sanidad entre 2014 y 2016, y la de Transporte, Turismo y Deporte entre 2011 y 2014.Nacido en un barrio de clase media de Dublín, el dirigente democristiano, aficionado al rugby, los deportes gaélicos y al triatlón, se educó en un colegio de primaria católico y en un instituto de secundaria protestante, periodo en el que se afilió al FG.Varadkar, quien mantiene desde hace dos años una relación sentimental con otro doctor, tiene fama de ser un político ultraconservador en materia económica y, a menudo, sus detractores le comparan con los tories británicos más tradicionalistas.Aunque él mismo se declara de centro-derecha, su personalidad refleja la de la nueva y progresista Irlanda, el primer país del mundo que legalizó el matrimonio homosexual a través de un referéndum celebrado en mayo 2015, poco después de que Varadkar revelase su condición sexual.Para mí, esto es como un movimiento social o una revolución social, dijo respecto al resultado de una consulta que sirvió también para constatar definitivamente que la Iglesia católica había perdido gran parte de su poder e influencia sobre la sociedad irlandesa, asqueada por los miles de casos de abusos a menores cometidos por religiosos.