Dallas, Tx.
El jueves por la noche, Margarito “Junior” García cruzó el atrio de la parroquia de San Juan Diego para buscar a sus compañeros de pastoral. Algunos de ellos estaban dentro del templo dando servicio, mientras un sacerdote celebraba una misa, describe una nota publicada en The Dallas Morning News bajo la firma de Wendy Selene Pérez.
Y prosigue: García, subdirector del ministerio de hospitalidad, volvió después a un salón rectangular que está al costado del edificio, abrió con cuidado la primera caja de un cargamento de 7,800 hojas de palmas, todavía de color verde y frescas, y colocó el primer puñado sobre una larga mesa de mármol frío. Había llegado el momento del esperado ritual íntimo, solo para él y sus compañeros: separar y preparar las hojas de palma para cuando se abrieran las puertas para todos los feligreses el Domingo de Ramos.
Las hojas de palma es parte del ritual de la Semana Santa para los católicos, pero pocos saben de dónde traen miles de hojas frescas a las iglesias de Dallas. Incluso García.
El recorrido de las palmas hasta llegar a Dallas es todo un peregrinaje que comienza en México y algunos lugares de Estados Unidos y luego va hasta Tulsa, donde son preparadas, para luego viajar hacia el Norte de Texas y otros destinos.
Además de San Juan Diego en el noroeste de Dallas, otras iglesias de la diócesis dijeron que cada año hacen con anticipación un pedido de hojas de palma a una tienda ubicada en Farmers Branch, llamada FC Ziegler Co. Catholic Art & Gifts.
F.C. Ziegler Company es una empresa familiar que tiene sus oficinas centrales en Tulsa y cuyo origen se remonta a 1929. Comercializa una gran variedad de artículos religiosos como rosarios, biblias, crucifijos, ornamentos litúrgicos, estatuas religiosas, pan de altar, vino y hojas de palma para Semana Santa.
El lunes antes del Domingo de Ramos, Juanita Solís, una de las empleadas del local, recibió en Farmers Branch una primera paquetería que llegó de Tulsa con varias cajas de palma para entregarlas a las iglesias de Dallas tan pronto fuera posible.
“Cuando hace mucho calor las palmas se tienen que refrigerar para que estén frescas para el Domingo de Ramos”, dijo Solís, “no pueden estar más de dos días en nuestra tienda”.