Los vítores de la afición en el estadio Wembley dejó clara el cariño por Bukayo Saka cuando se anunció la alineación de Inglaterra.
Rugieron más cuando el cumpleañero puso cifras definitivas con un cabezazo para la victoria 4-0 ante Andorra en las eliminatorias europeas de la Copa Mundial.
"Marcaron la diferencia para mí", dijo el atacante de 20 años. "Pude escuchar a tanta gente clamando mi nombre".
Algo totalmente distinto a lo ocurrido 56 días atrás — la última vez que Inglaterra jugó en Wembley. Cuando Saka marró el último penal de la final del Campeonato Europeo en la derrota ante Italia, el jugador fue víctimas de cataratas de insultos racistas en las redes sociales, precipitando investigaciones policiales y detenciones.
El impacto de Saka fue inmediato con su selección al poner el centro para que Jesse Lingard abriese el marcador ante el modesto oponente de los Pirineos.
Lingard aumentó su cuenta personal a los 78 con un remate desde el borde del área.
El segundo tanto inglés fue obra del capitán Harry Kane al facturar un penal a los 72 tras una falta sobre Mason Mount. Fue su 40mo gol con la selección.
Saka sentenció a los 85 al capitalizar un centro de Trent Alexander-Arnold.
La victoria afianzó a Inglaterra como líder del Grupo I, con una ventaja de seis sobre Albania, que derrotó 1-0 a Hungría.