¿Gimnasios acabarán como las tiendas de renta de películas?

Ir al gimnasio siempre fue parte de la rutina de Kari Hamra hasta que el año pasado el gobierno de Estados Unidos ordenó confinamientos que la obligaron a reemplazar los entrenamientos con el uso diario de su bicicleta estática

TOLEDO, Ohio, EE.UU. 

Fue entonces cuando descubrió algo sorprendente: no extrañaba el gimnasio. Al menos no el tener que manejar de ida y vuelta, llenar botellas de agua, cambiarse de ropa y, sobre todo, separarse de su esposo y dos hijos.

Ahora que su gimnasio en Springfield, Missouri, volvió a abrir sus puertas, ella está regresando lentamente. Pero el haber hallado un horario más conveniente para hacer ejercicio en casa y el ver un repunte de casos de COVID-19 en su ciudad la tienen cuestionándose qué tanto necesita el gimnasio. Cree que si nunca hubiera habido un brote de coronavirus “seguiría siendo una rata de gimnasio”.

La pandemia ha transformado la forma en que los estadounidenses se ejercitan y ha trastocado al sector del acondicionamiento físico, acelerando el crecimiento de una nueva era de clases virtuales y de equipos de alta tecnología para entrenarse en casa.

Miles de gimnasios y talleres pequeños que se vieron obligados a cerrar sus puertas hace un año han desaparecido. Otros batallan para mantenerse a flote y han rediseñado sus espacios, inclinándose más hacia rutinas más personalizadas, y también han añadido entrenamientos virtuales.

La cuestión es si pueden sobrevivir a la embestida de las aplicaciones y de las costosas bicicletas y caminadoras, o si su destino será el de las salas de videojuegos, las tiendas de renta de películas y las librerías.

Peloton, que fabrica equipos interactivos para hacer ejercicio, está apostando a que la tendencia de entrenar en casa llegó para quedarse. El lunes comenzó la construcción de su primera fábrica en Estados Unidos justo a las afueras de Toledo, Ohio, donde planea iniciar la producción en 2023 y emplear a 2.000 personas.

La demanda subió a tal grado durante la pandemia que algunos de los clientes de Peloton tuvieron que esperar meses para recibir sus bicicletas. Aunque la compañía dijo que la lista de espera ha disminuido, reportó que las ventas han seguido aumentando, con un alza de 141% en los primeros tres meses del año.

El fundador de la compañía y director general, John Foley, cree que es inevitable que los entrenamientos en casa impulsados por la tecnología se volverán predominantes, en forma similar a la que los servicios de streaming han cambiado la forma de ver películas, y señaló que la idea de ir a un gimnasio era “un modelo roto de antaño.”

“El ejercicio es una de las pocas categorías que quedan que va a ser alterada masivamente por una experiencia digital”, comentó Foley a The Associated Press.

Durante los primeros meses de la pandemia, la mayoría de los gimnasios y talleres pequeños e independientes recurrieron a Zoom y a otras plataformas de video para impartir clases de pilates y yoga y para dar sesiones de entrenamiento, ya que era la única forma en que podían conectarse con sus clientes.

“Ahora existe la expectativa para ello”, comentó Michael Stack, director general de Applied Fitness Solutions, que tiene tres centros de entrenamiento en el sureste de Michigan.

Los gimnasios pequeños no pueden igualar la calidad de producción y el atractivo visual de las compañías de alta tecnología, pero pueden hacerle frente con ofertas en línea caracterizadas por atención personalizada y relaciones más estrechas con sus miembros y personal, comentó.

“Creo que esa es la forma en que igualamos el terreno de juego”, señaló.

Pero algunas personas descubrieron que ejercitarse en casa puede ser muy cómodo.

Cindy Cicchinelli, que se ha vuelto muy apegada a su bicicleta Peloton tras haber ido a su gimnasio en Pittsburgh durante años, dijo que la facilidad de uso es lo que la convenció.

“Puedo salir de la cama y no preocuparme por irme corriendo al gimnasio”, manifestó. “Y no tengo que añadir una media hora adicional para mi recorrido”.