París sonríe a Leo Messi. Frío en el PSG, todavía angustiado por su tormentosa salida del Barcelona, el argentino encuentra consuelo en la capital francesa, su refugio para coronarse como el mejor futbolista del mundo.
Messi levantó este lunes su séptimo Balón de Oro, aumenta la distancia con Cristiano (cinco) y mira desde muy arriba los tres galardones de Johan Cruyff, Michel Platini y Marco van Basten.
“Es increíble volver a estar acá. Hace dos años dije que no sabía qué podía pasar y me preguntaban si me iba a retirar. Tengo muchas ganas de seguir peleando por muchos retos. No sé cuánto me queda, pero espero que sea mucho. Quiero agradecer a mis compañeros del Barça y del PSG, pero muy especialmente a mis compañeros y técnicos de Argentina. Muchas veces ganaba este premio y me quedaba la espina clavada con la selección. Este premio es por lo que hice con Argentina. Y quiero hacer una mención a Lewandowski, creo que tenés que tener uno en tu casa”, dijo Messi, de 34 años.