KIEV, Ucrania
Las fuerzas armadas rusas cañonearon la segunda ciudad más poblada de Ucrania y se acercaban a la capital Kiev, en una caravana de cientos de tanques y otros vehículos que se extiende por 64 kilómetros (40 millas), mientras las negociaciones dirigidas a suspender la guerra sólo consiguieron un acuerdo para seguir hablando.
El asediado presidente del país, Volodymyr Zelenskyy, dijo que la intensificación de los cañoneos tenía como objetivo forzarle a hacer concesiones.
"Creo que Rusia está intentando presionar (a Ucrania) con este sencillo método", manifestó Zelenskyy a última hora en un discurso por video. No ofreció detalles sobre las conversaciones de varias horas que tuvieron lugar antes, pero dijo que Kiev no estaba dispuesta a hacer concesiones "cuando una de las partes golpea a la otra con artillería".
En medio de la creciente condena internacional, Rusia se encontraba cada vez más aislada a los cinco días de su invasión, a la vez que se enfrentaba a una inesperada y feroz resistencia sobre el terreno en Ucrania y a los estragos económicos en su país.
Por segundo día consecutivo, el Kremlin ha hecho surgir el fantasma de la guerra nuclear, anunciando que sus misiles balísticos intercontinentales, submarinos y bombarderos de largo alcance con capacidad nuclear han sido puestos en alerta máxima, siguiendo las órdenes del presidente Vladimir Putin del fin de semana.
Intensificando su retórica, Putin describió a Estados Unidos y sus aliados como un "imperio de la mentira".
En tanto, una asediada Ucrania se esforzaba para consolidar su vínculo con los países de Occidente pidiendo su ingreso a la Unión Europea, una acción en gran medida simbólica pero que probablemente no le agradará a Putin, quien desde hace tiempo ha acusado a los países de Occidente de intentar atraer a Ucrania a su órbita.
Un alto asesor de Putin y quien encabeza la delegación rusa, Vladimir Medinsky, dijo que las primeras negociaciones entre las dos partes desde que comenzó la invasión habían durado casi cinco horas, y que los enviados "encontraron ciertos puntos en los que se podían prever posiciones comunes". Comentó que acordaron continuar las conversaciones en los próximos días.
Mientras las conversaciones realizadas en la frontera bielorrusa llegaban a su fin, se escucharon varias explosiones en Kiev y los soldados rusos avanzaban lentamente hacia la ciudad de casi 3 millones de habitantes. La larga caravana de vehículos blindados, tanques, artillería y vehículos de apoyo se encontraba a 25 kilómetros (17 millas) del centro de la ciudad y se extendía por 64 kilómetros (40 millas), de acuerdo con imágenes satelitales de Maxar Technologies.
Las fotos de Maxar también mostraban despliegues de fuerzas terrestres y unidades de helicópteros de ataque en el sur de Bielorrusia.
Las personas en Kiev se formaron en tiendas de comestibles después de que las autoridades levantaron un toque de queda implementado el fin de semana. En un caso se formaron bajo un edificio con un enorme agujero en su costado.
Kiev sigue siendo "un objetivo clave" para los rusos, afirmó Zelenskyy, señalando que fue alcanzada por tres ataques de misiles y que cientos de saboteadores rondan la ciudad.
"Quieren romper nuestra nacionalidad, por eso la capital está constantemente amenazada", dijo Zelenskyy.
Mensajes dirigidos a los soldados rusos que avanzaban aparecieron en vallas publicitarias, paradas de autobús y señales electrónicas de tráfico por todo Kiev. Algunos utilizaban palabras soeces para instar a los rusos a marcharse. Otros apelaban a su humanidad.
"Soldado ruso: ¡Alto! Recuerda a tu familia. Vete con la consciencia limpia", se leía en uno de los letreros.
Unos videos tomados en Járkiv, la segunda ciudad más poblada de Ucrania con cerca de 1,5 millones de habitantes, mostraban zonas residenciales bajo ataque de artillería, con edificios estremecidos por los cañoneos. Se podían ver los destellos de los fogonazos y columnas de humo gris.
Imágenes publicadas por el gobierno de Járkiv mostraban lo que parecía ser una casa con agua saliendo a borbotones de un techo perforado. Lo que parecía un proyectil no detonado estaba en el suelo.
Las autoridades de Járkiv dijeron que por lo menos siete personas habían fallecido y decenas habían resultado heridas. Advirtieron que podría haber más víctimas.
"Ellos querían tener una guerra relámpago y fracasaron, así que ahora actúan de esta manera", expresó Valentin Petrovich, un habitante de la ciudad de 83 años que observó el cañoneo desde su apartamento en el centro de la ciudad y sólo dio su nombre y su patronímico al estilo ruso por temor a su seguridad.
Las fuerzas rusas niegan estar atacando zonas residenciales, pese a evidencia abrumadora de que viviendas, escuelas y hospitales están siendo blanco de artillería.
Los combates se intensificaron en otros pueblos y ciudades del país. La estratégica ciudad portuaria de Mariúpol, en el mar de Azov, está "resistiendo", dijo Oleksiy Arestovich, un asesor de Zelenskyy. En la ciudad oriental de Sumy se informó del bombardeo de un depósito de petróleo.
En la ciudad de Berdyansk, decenas de manifestantes gritaron consignas en la plaza principal contra los ocupantes rusos, diciéndoles que se fueran a casa, y cantaron el himno nacional ucraniano. Describieron a los soldados como jóvenes reclutas agotados.
"Chicos asustados, miradas asustadas. Quieren comer", dijo por teléfono Konstantin Maloletka, que tiene una pequeña tienda. Comentó que los soldados entraron en un supermercado y tomaron carne enlatada, vodka y cigarrillos.
"Comieron directamente en la tienda", dijo. "Parecía que no se habían alimentado en los últimos días".
En toda Ucrania, las familias aterrorizadas se acurrucaron durante la noche en refugios, sótanos o pasillos.
"Estoy rezando para que esas negociaciones tengan éxito, que lleguen a un acuerdo, que se acabe la matanza, que se acabe la guerra", declaró llorando Alexandra Mikhailova, quien sujetaba a su gato en un refugio improvisado en la ciudad de Mariúpol. A su alrededor, varios padres trataban de consolar a sus hijos y mantenerlos cobijados.
Para muchos, el anuncio de Rusia de una alerta nuclear máxima despertó el temor de que Occidente pudiera verse arrastrado a un conflicto directo con Rusia.
Sin embargo, un alto funcionario de defensa estadounidense, que habló bajo condición de anonimato, dijo que Estados Unidos aún no había visto ningún cambio apreciable en las posiciones nucleares de Rusia.
A medida que las sanciones a los bancos rusos y otras instituciones se afianzaban, el Banco Central de Rusia se apresuró a apuntalar al rublo, y Putin firmó un decreto sobre las divisas, en un intento de estabilizar su moneda.
Pero eso no sirvió para calmar los temores de los rusos. En Moscú, la gente hacía fila para retirar dinero en efectivo, ya que las sanciones amenazaban con hacer subir los precios y reducir el nivel de vida de millones de rusos de a pie.
En un nuevo golpe a la economía rusa, el gigante petrolero Shell declaró que se retiraría del país a causa de la invasión. Anunció que se retirará de sus empresas conjuntas con la compañía estatal de gas Gazprom y otras entidades, y que pondrá fin a su participación en el proyecto de gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Europa.
Las sanciones económicas, ordenadas por Estados Unidos y otros aliados, fueron sólo uno de varios factores que contribuyeron a la creciente condición de Rusia como país paria.
Los aviones rusos están vetados del espacio aéreo europeo, los medios de comunicación rusos están restringidos en algunos países y algunos productos de alta tecnología ya no pueden exportarse a Rusia. En un duro golpe para una nación apasionada por el fútbol, los equipos rusos fueron suspendidos de todo el fútbol internacional.
En otros acontecimientos:
- El fiscal de la Corte Penal Internacional dijo que abrirá pronto una investigación sobre posibles crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Ucrania.
- Diversos ciberataques afectaron a las embajadas ucranianas en todo el mundo y a los medios de comunicación rusos.
- Estados Unidos anunció la expulsión de 12 miembros de la misión rusa en la ONU, acusándolos de espionaje.
- La Asamblea General de la ONU, compuesta por 193 países, abrió su primera sesión de emergencia en décadas para tratar la invasión de Ucrania, y el presidente de la Asamblea, Abdulla Shahid, pidió un alto el fuego inmediato y "el pleno retorno a la diplomacia y el diálogo".
El jefe de derechos humanos de la ONU dijo que al menos 102 civiles han muerto y cientos han resultado heridos en más de cuatro días de combates —advirtiendo que esa cifra es probablemente una subestimación— y el presidente de Ucrania informó que al menos 16 niños estaban entre los muertos.
Más de medio millón de personas han huido del país desde la invasión, según otro funcionario de la ONU, y muchas de ellas se han dirigido a Polonia, Rumania y Hungría.
Entre los refugiados en Hungría estaba Maria Pavlushko, de 24 años, gestora de proyectos de tecnología de la información en una ciudad al oeste de Kiev. Dijo que su padre se quedó para luchar contra los rusos.
"Estoy orgullosa de él", comentó, y añadió que muchos de sus amigos también pensaban luchar.
Las negociaciones se celebraron en una larga mesa con la bandera ucraniana azul y amarilla a un lado y la tricolor rusa al otro.
Pero mientras Ucrania envió a su ministro de Defensa y a otros altos funcionarios, la delegación rusa estaba encabezada por el asesor de Putin en materia de cultura, un enviado poco probable para poner fin a la guerra y quizás una señal de la seriedad con la que Moscú ve las conversaciones.