Los incendios están contenidos en gran medida, dijeron las autoridades, pero aún aparecían focos en la isla de Evia y en el Peloponeso, en el sur de Grecia continental.
Los incendios estallaron la semana pasada, mientras el país sufre su ola de calor más grave y prolongada desde 1987 y los bosques estaban resecos. Países vecinos como Turquía e Italia también padecen altas temperaturas y focos ígneos, mientras que España y Portugal estaban en alerta debido a una ola de calor que se pronostica continuará hasta el lunes.
En el otro extremo del Mediterráneo, incendios en Argelia causaron 42 muertes.
Las sequías y el calor —fenómenos atribuidos al cambio climático— alimentaron incendios en el oeste de Estados Unidos y en el norte de Siberia. Los científicos dicen que casi no cabe duda de que estos eventos extremos se deben al cambio climático provocado por el consumo de carbón, petróleo y gas natural.
Las autoridades griegas dijeron que unos 900 bomberos de Polonia, Rumania, Chipre, Ucrania, Serbia, Eslovaquia y Moldova trabajaban en Evia, la segunda isla más grande del país, conectada al continente por medio de un puente.
El norte de Evia, con sus bosques, aldeas de montaña y pequeños balnearios ha sufrido los daños mayores de los incendios, que han arrasado unas 50.000 hectáreas y destruido decenas de viviendas.
Unos 600 bomberos de Grecia, República Checa, Gran Bretaña, Francia y Alemania estaban apostados el miércoles cerca de la antigua Olimpia y Arcadia en el Peloponeso con apoyo de 14 aviones hidrantes y voluntarios.
Un gran incendio que estalló la semana pasada al norte de Atenas ha quedado circunscrito a un sector del parque nacional del monte Parnitha, donde bomberos de Francia, Qatar, Kuwait e Israel combaten las llamas con ayuda de un helicóptero.