Filas de tres a cuatro horas tuvieron que hacer en los carriles de acceso a los puentes internacionales los automovilistas que quisieron aprovechar este fin de semana para vacacionar en el lado americano.
Los puentes internacionales de Hidalgo y Anzaldúas, en Reynosa, y el Puente Juárez-Lincoln, en Nuevo Laredo, estuvieron saturados de vehículos, muchos con placas de estados del interior.
Para bachilleratos y universidades este fin de semana es el último de vacaciones de verano, e igualmente para casi todos los burócratas de las dependencias municipales y estatales, que por 15 días atendieron con guardias solamente.
“La fila empezó desde la madrugada, cuando llegué, a las 6:00 de la mañana ya estaba la fila hasta el bordo”, dijo un vendedor.
La fila vehicular para entrar al puente internacional Reynosa-Hidalgo se extendía por todo el patio de la Aduana, pasando frente al área de hospitales de la Colonia Del Prado, hasta rebasar el bordo de contención del Río Bravo y terminaba 150 metros adelante del Libramiento Oriente.
“Hoy sí de plano están tardándose como tres horas en pasar, hasta acá llegan las filas”, exclamó un vendedor que ofrecía agua a los últimos conductores de la fila, frente a los campos de futbol del Libramiento Oriente.
Desde marzo, los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza redujeron el acceso a un carril vehicular y uno peatonal, justo en la línea divisoria del puente bloquearon con alambre de púas y muros tres carriles de ida y regreso.
En el cruce peatonal, sobre la banqueta instalaron un módulo de revisión de visas, todo para evitar que crucen “a la brava” extranjeros que buscan ingresar para pedir asilo político o visa humanitaria.
En el cruce Anzaldúas, las filas de vehículos se extendieron por la parte elevada de la estructura del puente, y tardaban en cruzar la Aduana de Mission, Texas, también entre dos y tres horas.
Nuevo Laredo reportó filas promedio de dos a tres horas para cruzar al lado americano.