WASHINGTON — A diferencia de su antecesor Donald Trump, el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden apoya el esfuerzo.
En contexto, el FMI aprobó un aumento de 250.000 millones de dólares en sus reservas DEG (Derechos Especiales de Giro) tras la crisis financiera de 2008.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dijo que el apoyo, la mayor expansión de este tipo en la historia de la institución crediticia de 190 países, es una “vacuna para el mundo”.
Legisladores republicanos se oponen a la financiación porque dicen que dichos recursos beneficiarán a adversarios de Estados Unidos como China, Rusia e Irán. Sin embargo, agencias internacionales de ayuda apoyan la medida.
Eric LeCompte, director general de Jubilee USA Network, una ONG religiosa que promueve el desarrollo, dijo que la acción del FMI permitiría a los países en desarrollo recibir inmediatamente más de 200.000 millones de dólares en ayuda.
“Los países ricos que reciben reservas de emergencia que no necesitan deben transferir esos recursos a las naciones en desarrollo que luchan contra la pandemia”, dijo LeCompte.
Luego de más de seis meses de que se lanzaron las primeras vacunas contra el COVID-19, se reportan unas 7.800 muertes diarias en todo el mundo, comparado con más de 18.000 por día en enero. La Organización Mundial de la Salud registró poco menos de 54.000 muertes la semana pasada, el total semanal más bajo desde octubre.
Sin embargo, el COVID-19 ha puesto en evidencia las desigualdades globales a medida que las muertes en todo el mundo por COVID-19 llegaron a 4 millones, un hito registrado el miércoles por la Universidad Johns Hopkins.
Las campañas de vacunación apenas están comenzando en África y otros rincones del mundo muy pobres debido a la extrema escasez de vacunas.
Para financiar el gasto, el FMI ampliará sus reservas de derechos especiales de giro (DEG), las cuales pueden aprovechar los países miembros. La DEG es una moneda virtual creada por el FMI para complementar las reservas de oro y de divisas fuertes usadas para dar más estabilidad al sistema financiero mundial y prevenir futuras crisis monetarias.