WASHINGTON.— El Pentágono se retractó de su descripción de un ataque con drones que mató a varias personas en Afganistán el mes pasado, y dijo que una revisión reveló que sólo murieron civiles en el ataque, y no un extremista del Estado Islámico como se creyó en un principio.
“El ataque fue un trágico error”, dijo el general de la Marina Frank McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, en una conferencia de prensa en el Pentágono.
Durante días después del ataque del 29 de agosto, los funcionarios del Pentágono afirmaron que se había llevado a cabo correctamente, a pesar de que 10 civiles murieron, entre ellos siete niños. Las organizaciones de noticias pusieron en duda esa versión de los hechos, e informaron que el conductor del vehículo atacado era un empleado de una organización humanitaria estadounidense desde hacía mucho tiempo, además de señalar la ausencia de pruebas que apoyaran la afirmación del Pentágono de que el vehículo contenía explosivos.
McKenzie dijo que el vehículo fue atacado “en la creencia sincera” de que representaba una amenaza inminente.
“Ahora estoy convencido de que hasta 10 civiles, incluidos hasta siete niños, murieron trágicamente en ese ataque”, dijo McKenzie. “Además, ahora evaluamos que es poco probable que el vehículo y los que murieron estuvieran asociados con el ISIS-K, o con una amenaza directa para las fuerzas estadounidenses”, añadió, en referencia a la filial del grupo Estado Islámico en Afganistán.
McKenzie se disculpó por el error y dijo que Estados Unidos está estudiando la posibilidad de pagar una indemnización a la familia de las víctimas.
El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, dijo a los periodistas dos días después del ataque que parecía haber sido un ataque “justificado” y que al menos una de las personas muertas era un “facilitador” de la filial afgana del grupo Estado Islámico, la cual había matado a 169 civiles afganos y 13 militares estadounidenses en un atentado suicida el 26 de agosto en el aeropuerto de Kabul.
Tras las declaraciones de McKenzie, Milley expresó su pesar.
“Esta es una horrible tragedia de guerra y es desgarradora”, dijo Milley a los periodistas que viajaban con él por Europa. “Estamos comprometidos a ser totalmente transparentes sobre este incidente”.
“En un entorno dinámico de alta amenaza, los comandantes sobre el terreno tenían la autoridad apropiada y tenían una certeza razonable de que el objetivo era válido, pero tras un análisis más profundo posterior al ataque nuestra conclusión es que murieron civiles inocentes”, añadió Milley.