Las autoridades federales cerrarán cuatro albergues de emergencia instalados para acoger a la cantidad récord de menores migrantes que cruzaron la frontera sur del país sin compañía de un familiar adulto, pero advirtieron que aún hay menores llegando.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés) cerrará a principios de agosto dos instalaciones en Texas y dos en California, dijo Aurora Miranda-Maese, coordinadora juvenil para la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, durante una audiencia sobre las condiciones de detención de menores migrantes.
Cuatro de los albergues de gran escala seguirán abiertos, incluido uno ubicado en la base militar de Fort Bliss en El Paso, Texas, el cual ha sido objeto de críticas de defensores de los inmigrantes. Otros están en Albion, Michigan; Pecos, Texas; y Pomona, California, dijo.
Funcionarios federales han reportado un descenso reciente en la cantidad de menores detenidos en albergues de emergencia, incluida una reducción de más de 40% en Fort Bliss desde mediados de junio. Miranda-Maese indicó que más niños están siendo entregados a familiares en Estados Unidos o enviados a albergues con licencia estatal, los cuales cumplen con mayores estándares de atención.
Los sitios de emergencia fueron instalados por el gobierno del presidente Joe Biden en la primavera para lidiar con un aumento en la cantidad de menores que llegaban solos a la frontera sur, muchos de ellos huyendo de la violencia en Centroamérica y buscando reunirse con familiares en Estados Unidos.
Henry A. Moak Jr., coordinador juvenil de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, dijo que no está claro si eso está por cambiar a pesar del caluroso clima veraniego.
“Parece que los números todavía siguen subiendo”, dijo a la corte. “No sé si el clima caluroso va a desalentar todo eso”.
El HHS atiende a los menores hasta que puedan ser enviados con familiares en Estados Unidos. La agencia tiene unos 15.000 menores bajo su cuidado y menos de 3.000 en instalaciones de emergencia, dijo Miranda-Maese. Pero señaló que la cantidad de niños recibidos de las autoridades fronterizas ha aumentado en la última semana.
“Eso es preocupante, porque definitivamente es una época muy complicada y desafiante para estar cruzando la frontera”, dijo.
Miranda-Maese reconoció los desafíos en Fort Bliss y dijo que a la instalación le estaban cambiando la distribución a un sistema de cubículos más apto para menores con camas individuales en lugar de dobles. Agregó que los funcionarios también trabajan para mejorar el sistema para hacer revisiones más rápidas de los familiares para que los menores se puedan ir a vivir con ellos.
La funcionaria hizo los comentarios durante una audiencia en una corte federal de Los Ángeles que supervisa el acuerdo que regula las condiciones de custodia para los menores inmigrantes.
En documentos recientes presentados a la corte, más de una docena de niños describieron su desesperación por salir de instalaciones de emergencia. En un testimonio, una adolescente comentó que llevaba casi 60 días en Fort Bliss y que prácticamente no podía dormir en la noche porque las luces siempre estaban encendidas, y optó por sólo comer paletas y tomar jugo porque la comida tenía mal sabor.
Carlos Holguin, un abogado de los menores, dijo que los defensores de inmigrantes estaban preocupados de que instalaciones bien operadas, como la ubicada en el Centro de Convenciones Long Beach, fueran cerradas, mientras que la de Fort Bliss seguirá abierta. También comentó que no está claro cuáles niños eran enviados a albergues con licencia estatal, que son gobernados bajo otros estándares, y cuáles son enviados a sitios de emergencia.
Se prevé que los funcionarios presenten actualizaciones al tribunal en julio. Otra audiencia está programada para agosto.