Estado de México: Las presas se secan, pero los potentados disfrutan sus lagos privados

Pese a las abundantes lluvias de las últimas semanas, las principales presas mexiquenses registran su nivel más bajo en los últimos años. Ello se debe no sólo al cambio climático, la deforestación del entorno, sino sobre todo al boom inmobiliario

VALLE DE BRAVO, Edoméx.

Las copiosas lluvias de las últimas semanas en el Estado de México han sido insuficientes para recuperar los niveles en la Presa de Valle de Bravo, uno de los embalses que surte los requerimientos de agua potable en los valles de México y ­Toluca.

En buena medida, el líquido no desemboca en el lago porque manantiales y ríos se desvían a embalses particulares –que los vecinos estiman en dos centenas– para los ranchos de los potentados, muchos de los cuales no se apegan a la norma ambiental, los requerimientos técnicos ni a la legislación establecida, pese a ubicarse en áreas naturales protegidas.

Pueblo mágico

Su cercanía con la capital del país (en promedio, de hora y media desde la salida de la Ciudad de México) y la belleza escénica que proporcionan la presa Miguel Alemán, sus áreas boscosas, ríos y manantiales han hecho de Valle de Bravo una zona de alta plusvalía, donde proliferan las casas de descanso de políticos y empresarios.

En las páginas electrónicas de las inmobiliarias, las propiedades cercanas al lago se cotizan en dólares y, dependiendo de ubicación y extensión, los ranchos oscilan entre los 20 y los 75 millones de pesos en promedio; en algunos casos incluyen sus propios manantiales, como uno de los ofertados en 33 millones de pesos por VBrealtors en la colonia Pipioltepec, cuya extensión es de tres hectáreas.

Los manantiales ya no bastan a los adinerados; muchos han optado por construir sus lagos artificiales privados. Este fenómeno, según los lugareños, ha tomado mayor fuerza en los últimos años, lo que a su vez repercutió –junto con el cambio climático, la deforestación de la zona y el boom inmobiliario– en la baja histórica en los niveles de la presa principal.

La disminución del caudal desde hace alrededor de tres años comenzó a inquietar a los lancheros y a quienes subsisten del turismo, sobre todo el acuático, por lo que Capitanía de Puerto se dio a la tarea de realizar, entre otras acciones, una búsqueda satelital que arrojó el descubrimiento de al menos 30 nuevas presas en ranchos de acaudalados.

Vecinos y activistas refieren que para mediados de 2021 los lagos artificiales ya son cerca de dos centenas, aunque el registro es impreciso porque las autoridades no incluyen los irregulares.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2343 del semanario Proceso, cuya versión digital puedes adquirir aquí.