En una audiencia de más de una hora en la ciudad de Washington, que se transmitió también por teléfono, Coronel Aispuro se declaró culpable de tres delitos: asociación ilícita para traficar cocaína, metanfetaminas, heroína y marihuana; lavado de dinero y participación en transacciones de propiedades pertenecientes a un narcotraficante.
Vestida con un uniforme de presidiaria verde, Coronel Aispuro dijo la palabra “culpable” y respondió con paciencia las decenas de preguntas de un juez federal que dijo querer asegurarse de que la acusada entendía las consecuencias de rechazar un juicio.
La ciudadana mexicana y estadounidense, de 31 años, fue arrestada en febrero en el Aeropuerto Internacional Dulles, en Virginia, y se declaró inocente luego de haber sido acusada de un solo cargo de asociación delictuosa para distribuir drogas en Estados Unidos.
Los fiscales alegaron que Coronel Aispuro “trabajaba de cerca con la estructura de mando y control” del Cártel de Sinaloa y conspiró para distribuir grandes cantidades de drogas, sabiendo que serían traficadas a Estados Unidos.
El jueves el fiscal Anthony Nardozzi dijo que Coronel Aispuro “ayudó e instigó” a lograr los objetivos del Cártel de Sinaloa de traficar drogas hacia Estados Unidos, que asumió un papel de “intermediaria” entre Guzmán y los otros miembros del cartel al pasar los mensajes de su esposo a los demás y que ayudó a “El Chapo” a escapar de prisión.
Guzmán, uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo, dirigió el cartel responsable de traficar cocaína y otras drogas a Estados Unidos durante más de 25 años, de acuerdo con los fiscales estadounidenses. Su “ejército de sicarios” tenía la orden de secuestrar, torturar y matar a cualquier persona que se interpusiera en su camino, asegura Estados Unidos.
En México, Guzmán se convirtió en una leyenda tras fugarse dos veces de la cárcel, lo que le dio una imagen de invencible ante las autoridades. En 2017, sin embargo, fue extraditado a Estados Unidos.