Ciudad de México.- Descubre algunos atractivos de Dolores Hidalgo y sus alrededores, para ello, te proponemos viajar sin prisas y afinar todos tus sentidos.
UN VISTAZO A SU HISTORIA
Si hay un imperdible a admirar en este Pueblo Mágico ese es la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. Se trata de una construcción barroca en cuya fachada -en cantera rosa- se ven representaciones de la muerte de Jesús y el sufrimiento de María. Fue en este templo donde el cura Hidalgo llamó a la población a levantarse contra el mal gobierno.
En esto poblado también hay que visitar el Museo de Sitio Casa de Hidalgo (Excurato de Dolores). La historia de este inmueble abarca su uso como terreno de la Cofradía de Nuestra Señora del Refugio, previo a ser usada como casa de diezmo por el cura Miguel Hidalgo.
Actualmente, en su interior se pueden observar muebles de la época, así como datos de los llamados independentistas.
De igual forma, en la Plaza Principal, que también se conoce como Jardín del Grande Hidalgo, destaca el monumento al "Padre de la Patria".
PALPA UNA EXPERIENCIA ENOLÓGICA
En el Museo del Vino es posible afinar todos los sentidos. Al ser interactivo, este sitio pone al alcance tanto de lugareños como visitantes, el atractivo mundo vitivinícola. Además de conocer los procesos de elaboración de esta bebida a través del uso de audios y mapas, los visitantes participan en actividades didácticas que los hacen soñar con convertirse, al menos por un día, en enólogos o sommeliers.
La Casa Museo de José Alfredo Jiménez está ubicada en el número 13 de la calle Guanajuato. En antaño, la propiedad perteneció al padre del compositor, quien por cierto -se dice- era farmacéutico de profesión. En la actualidad, en el inmueble se puede ver la cocina, así como algunas prendas. No obstante, el principal atractivo es el mural creado por Octavio Ocampo, artista nacido en Celaya.
Otro de los sitios que los turistas suelen visitar es el Mausoleo de José Alfredo Jiménez, en el Panteón Municipal de Dolores Hidalgo. El autor de esta obra, que muestra un gran sombrero, un pebetero en la parte inferior y un epitafio que dice: "La vida no vale nada", en letras de bronce, es obra del arquitecto Javier Senosiain. Vale la pena señalar que resalta la forma de un sarape de colores, elaborado con azulejos en los que se leen los nombres de algunas de las canciones del artista.