Con tres escenarios unidos por una pasarela, una colosal pantalla curva, cambios de vestuario de diseñador (Versace, De la Renta, Louboutin.), coreografías elaboradísimas, pirotecnia, rayos láser y una narrativa hacia el centro de sus sentimientos, el show parecía de Broadway. Taylor, el musical.
Swift le habla a las mujeres de varias generaciones, y a todas las hace sentir jóvenes y poderosas (como reza su éxito "22"). No sólo con su música a corazón abierto, sino con la manera en que se ha hecho oír en la industria (enfrentó a Spotify, hizo colapsar a Ticketmaster y luchó contra los dueños de las grabaciones maestras de sus canciones).
Anoche, el público femenino fue mayoría. por cada rincón había chicas procedentes de todo el país y hasta del continente, con looks que imitaban las eras y los brazos llenos de "brazaletes de la amistad", la divisa de la comunidad. sus voces recitaban entre alaridos cada línea que cantaba Swift.
TAYLOR SORPRENDIDA"¿Ustedes son reales? Esto es un sueño. ¡Cantan más fuerte que lo que suena por las bocinas! Gracias, gracias", dijo ella.
- De Glendale, Arizona, cuando debutó su gira, a la CDMX han pasado cinco meses y 54 fechas. Anoche todo fluyó sin contratiempos (sin lluvia, sólo la ficticia de "Midnight Rain") y el enorme set list, prácticamente un "greatest hits", estuvo repleto de cimas, sorpresas ("I Forgot That You Existed" y "Sweet Nothing") y alta temperatura emocional.
Sí, Swift canta, baila, toca la guitarra y el piano, pero compone también canciones brutalmente honestas, donde, como forense, disecciona sus sentimientos.
En muchas se expone como una mujer que quiere demasiado. Habla de abandonos, de lo breves que resultan los amores supuestamente "eternos". Sus "swifties" son sus verdaderos incondicionales. Los mexicanos esperaron 17 años para tenerla y ya cuentan los días para que regrese.
"Gracias, mi hermoso México, gracias", se despidió luego de cantar "Karma", más de tres horas después.