Como no hay plazo que no se cumpla, Paul McCartney entregó lo que muchos piensan podría ser su último espectáculo en México, cerrando con broche de oro el tercer día del festival C. Capital, que reunió a 81 mil 736 asistentes, de acuerdo con cifras oficiales, 43 minutos después de lo pactado.
El ex Beatle logró congregar la mayor cantidad de público en esta edición del encuentro musical, albergado en el Autódromo Hermanos Rodríguez, y no dejó a nadie insatisfecho, pues extendió su presentación que estaba programada para terminar a la 1:00 de la madrugada.
A sus 82 años, ni las bajas temperaturas o las desveladas parecían afectar al originario de Liverpool, que escogió "A Hard Day's Night" para darle la bienvenida a su público.
- Sir Paul pedía las palmas arriba y la gente respondía inmediatamente para unirse al unísono con el tono de otro éxito, como "Letting Go". Inmediatamente, McCartney dejó en claro que sería una noche donde intentaría retribuir el amor a los mexicanos.
"Hola México, ¿quiúbole, banda? Esta noche voy a tratar de hablar un poquito de español. Está chingón estar aquí de nuevo", saludó.
Éxito tras éxito continuó la velada cuando una sorpresa dejó atónitos a las más de 80 mil personas. Era St. Vincent, que fue invitada a acompañarlo en "Get Back" después de una celebrada presentación en el festival el sábado.
Y tal como lo prometió, el cantante se detenía a intentar explicar algunas cosas en español.
"Está es la primera canción que grabamos los Beatles en la vida", dijo antes de entonar "Love Me Do".
La temperatura, que alcanzó los 13 grados centígrados en la Alcaldía Iztacalco, no impidió que jóvenes y gente mayor disfrutaran de sus cervezas bien frías. Familias enteras y hasta gente de la tercera edad buscaban el mejor ángulo para ver a uno de los integrantes más emblemáticos del Cuarteto de Liverpool.
"¡Gracias, México, nunca cambien, hasta la próxima!", dijo en español McCartney.
"Los veo la próxima vez", culminó en inglés y dejó una ventana de esperanza para todos aquellos que pensaban que esta sería su despedida definitiva del País.
Entre aplausos y al grito de "¡Olé, Olé, Olé, Sir Paul, Sir Paul!", el inglés se marchó a la 1:43 de la madrugada del lunes, dejando a un eufórico público más que satisfecho.