Hubo un tiempo en que José González, el aclamado músico sueco de origen argentino, tenía enfrente gaviotas... pero él creía, estaba seguro, de que eran robots voladores que lo vigilaban.
El intérprete de "Stay Alive" y "Teardrop" sufría episodios de psicosis, principalmente con elementos persecutorios o conspiranoicos, que le alteraban la realidad y su comunicación con el mundo.
Aunque con reticencias iniciales, González, actualmente de 45 años, decidió zambullirse en esas experiencias en el documental A Tiger in Paradise, que explora tanto su salud mental como sus credos y filias.
No es una no-ficción al uso, sino que el metraje tanto acompaña a González en su día a día con su familia en Suecia, como retrata una serie de postales casi surrealistas.
"Ha pasado más de una década en la que no he tenido problemas (de psicosis) y me siento bastante cómodo. Cuando el director (Mikel Cee Karlsson) me pidió hablar sobre esto, no quería al principio.
"Pero me pareció buena idea para conectar con lo personal, con el modo en cómo el cerebro puede funcionar mal para algunas personas, cómo el modo de ver el mundo puede ser erróneo, raro", dijo en entrevista la estrella de indie folk.
Varias canciones de sus dos primeros discos, Veneer (2003) y In Our Nature (2007), las compuso, de hecho, en las épocas en que su mente jugaba con él.
A los ojos de hoy, parece hasta un doble sentido que su aclamada placa debut se haya titulado con una palabra que hace referencia a un barniz o chapa para enmascarar la realidad.
González está de gira europea con su proyecto "A Tiger In Paradise", donde se proyecta el documental (que en México estrenará Mubi el 8 de diciembre), toca algunos temas y charla con los asistentes.
"Ha sido más lindo de lo que creía. Es raro para mí, son dos horas y media donde estoy sólo yo, porque está la película, que es muy personal, y después estoy con el director, hablando sobre mí, y después estoy tocando música. Es demasiado, para mi gusto, pero es algo único.
"En el show toco algunas canciones que escribí por la primera vez que tuve problemas. Es como para darle nuevo contexto a algunas de las canciones que la gente ya conoce", precisa.
Han pasado ya dos décadas de que el músico, cuya familia huyó de Argentina tras el Golpe de Estado en 1976, editó Veneer, 20 largos años de que su nombre se inserte en el imaginario de la canción de autor europea.
González, quien admitió sentirse viejo, echa una mirada atrás y otra al presente para encontrarse con un artista que se ha mantenido firme en sus convicciones y ambiciones.
"No he cambiado ni voy a tratar de cambiar mi estilo. Me siento cómodo con lo que hago y tengo un público con el cual puedo ir y hacer buenos conciertos y bien, para mil o mil 500 personas. Así me siento cómodo y tranquilo.
"Eso hace que mis ambiciones fluyan dentro de ese rango, que quizás es un poco restrictivo. Pero estoy contento, porque puedo leer mis libros, estar con mi familia, salir de gira y tocar".
Admirador de la música de Silvio Rodríguez, González adelantó que se encuentra trabajando en una próxima producción discográfica
"No sé si llegará pronto, pero estoy en fase de escribir el quinto disco de solista. Está fluyendo. Antes tenía problemas con la inspiración, me trababa con eso, ahora lo que no fluye es el tiempo libre".