Para despedir a Polo Polo, que destinó su vida a hacer reír, era necesario brindarle aplausos, y los últimos se los dieron sus familiares en la misa de cuerpo presente que realizaron ayer.
Frente al féretro donde descansaba el cuerpo de Leopoldo Roberto García Peláez Benítez, nombre del comediante que falleció el lunes a los 78 años, estaban sus seres cercanos, a quienes les quedó el consuelo de que el recuerdo de Polo Polo permanecerá en la memoria de las personas a quienes divertía.
OVACIONADO“En vida el señor Leopoldo recibió muchos aplausos. Yo creo que este que va a ser el último aplauso de la vida, va a ser el más bello y más hermoso”, dijo el padre que ofició la ceremonia.
Afuera de la sala en la funeraria de la Ciudad de México, un cartel indicaba que el cuerpo sería cremado esta tarde. Paul García, hijo del cómico, dijo que aún no estaban seguros de dónde reposarán las cenizas.
SU LEGADO“Me gustaría que nos quedáramos las cosas buenas de él, lo bonito que nos dejó, el gran legado que nos deja. Fue una persona adelantada a su época con una facilidad de palabra impresionante. Su vida la dio a su trabajo.
El hijo del comediante afirmó que pese a la demencia, su padre siempre supo dónde estaba y que eran sus familiares quienes lo cuidaban, por lo que pasó sus últimos años de vida rodeado de amor.