A sus 24 años, Jacob Elordi se ha convertido no sólo en uno de los actores más prometedores del momento, también en todo un sex symbol para las nuevas generaciones. Sus personajes como Nate Jacobs y Noah Flynn lo colocaron, rápidamente, entre el gusto de sus millones de admiradoras, quienes cayeron rendidas ante su imagen de chico malo; sin embargo, él mismo ha confesado que las características que lo lanzaron al estrellato, también estuvieron a punto de arruinar su carrera.
El actor de abdominales de acero y 1.94 de altura, explicó en entrevista para revista Men’s Health que en sus inicios llegó a sentir una importante presión sobre su aspecto, pues se preocupaba más por cómo se veía en la pantalla que en realmente destacar sus dotes interpretativas; incluso, estrenaba a dos veces al día para “estar a la altura” de su personaje y cumplir las expectativas físicas que estaban puestas en él, entrenaba dos veces al día.
Esta situación ocasionó que Elordi desarrollara una obsesión por su imagen, misma que empezó a comprometer su trabajo como actor: “Tienes a todas las personas de todas las edades hablando de tu aspecto físico “, dijo.
Lo cierto es que el protagonista de “El stand de los besos” y “Euphoria” decidió tomar cartas en el asunto y para superar toda esa presión y concentrarse en lo que realmente valía la pena se alejó de las redes sociales y comenzó a trabajar en su interior. Es por ello que, ahora, el joven actor trabaja para ser reconocido como algo más que una cara bonita, ya que está consciente que basar una carrera profesional en la belleza es un completo error.
“Recrearte en la vanidad del cuerpo es algo bastante problemático porque es algo que va a deteriorarse con el tiempo”, admitió.