Desde su truene con Belinda, la polémica parece ser la compañía inevitable para Christian Nodal. En varias ocasiones el nombre del cantante se ha convertido en tendencia en las redes sociales gracias a los pleitos que ha protagonizado con J Balvin, sus constantes cambios de imagen, sus tatuajes, su nueva relación con la rapera Cazzu y más recientemente las lágrimas que derramó durante uno de sus conciertos.
La noche del sábado, el cantante llegó hasta Colombia con su “Forajido Tour”, pero lo que parecía ser una noche de fiesta, terminó convirtiéndose en una muy emotiva noche que el intérprete de “Adiós amor” aprovechó para abrir su corazón y compartir con su público cómo es que se encuentra emocionalmente.
Nodal inició agradeciendo a cada uno de los asistentes por el recibimiento que le dieron, pues confesó que antes de salir al escenario tenía miedo de que estuvieran enojados con él por las cosas que se dicen en algunos medios; incluso aseguró que la prensa no lo quiere.
“A mí los medios no me quieren, pero la realidad es otra. Me ha costado un chingo llegar a este público tan bello que tengo hoy y no es justo que por sacar dinero hablen mierda de mí, yo no soy un ser humano mierda. Yo sólo interpreto mi música”, dijo.
El sonorense también reconoció que no se considera un ejemplo para absolutamente nadie, ya que al igual que todos comete varios errores; sin embargo, a diferencia de los demás, él está expuesto las 24 horas del día.
“Yo no soy un buen ejemplo de ser humano, tengo 23 años. La diferencia es que lo mío, todo mundo toma video, toma foto y a ustedes no les toma foto cuando están actuando como ser humano. Falta empatía en este mundo y discúlpenme, necesitaba usar este momento para desahogarme”, agregó con lágrimas en los ojos.
Por si fuera poco, el cantautor mexicano también ofreció una entrevista para la revista “Rolling Stones” en la que confesó algunos pasajes tristes sobre su vida, específicamente de su infancia, como lo que pasó al venir de un núcleo familiar fracturado, ya que su padre estuvo ausente muchos años y su madre no podía estar al pendiente de él ya que había sido diagnosticada con epilepsia.
“No había papá, no había mamá. Mis padres eran mis abuelos. Fue muy duro, llegar de la escuela y esperar que no estuviera mi mamá convulsionando”, dijo.