Su partida representa el fin de una era, pues fue uno de los mayores exponentes del cine del terror, ya que dirigió "El exorcista" en 1973, una cinta que marcó un hito en la forma de contar historias del género, aunque cabe destacar que también incursionó en el mundo de la comedia.
El trabajo que Friedkin consiguió luego de "El exorcista" fuera exhibida, según la crítica, fue la de cambiar la perspectiva y la forma de hacer cine de terror de forma contundente.
Además, obtuvo el premio Oscar por su película "The French Connection" en 1971.