Washington, EU
La represión violenta de la población rohinya de mayoría musulmana en Myanmar equivale a genocidio, manifestó el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken el lunes, una declaración que intenta generar presión internacional y sentar las bases para posibles acciones jurídicas.
Las autoridades tomaron la determinación con base en reportes confirmados de atrocidades masivas cometidas por las fuerzas armadas de Myanmar sobre la población civil, en una campaña generalizada y sistemática contra la minoría étnica, dijo Blinken en un discurso en el Museo Estadounidense del Holocausto.
Es la octava ocasión desde el Holocausto que Estados Unidos ha concluido que ha ocurrido un genocidio. Blinken subrayó la importancia de atraer la atención a esos actos inhumanos, incluso en un momento en que están ocurriendo ataques horrendos en otras partes del mundo, incluyendo Ucrania.
GRAVES CRÍMENES
“Sí, estamos con el pueblo de Ucrania”, señaló. “Y también debemos estar con la gente que sufre atrocidades en otros lugares”.
El gobierno de Myanmar ya enfrenta una serie de sanciones impuestas por Estados Unidos desde que las fuerzas armadas dieron un golpe de Estado en febrero de 2021 para derrocar al gobierno electo democráticamente. Miles de civiles en todo el país han sido asesinados o encarcelados como parte de una represión en curso contra cualquiera que se oponga a la junta gobernante.
La determinación de que ha ocurrido un genocidio podría alentar a otros países a incrementar la presión sobre el gobierno de Myanmar, que ya enfrenta acusaciones de genocidio en la Corte Internacional de Justicia, en La Haya.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que el anuncio de Blinken “enfatiza, especialmente para víctimas y sobrevivientes, que Estados Unidos reconoce la gravedad de estos crímenes”.
Los rohinya radican en el estado Rakhine —de mayoría musulmana— en el oeste de Myanmar. Enfrentaron una persecución sistemática a manos de la mayoría budista durante décadas, tanto bajo la junta militar como el gobierno electo democráticamente.
Más de 700.000 rohinya han huido de Myanmar a campamentos de refugiados en Bangladesh desde agosto de 2017, cuando las fuerzas armadas lanzaron un operativo encaminado a expulsarlos del país.