"Jomshuk, Niño y Dios Maíz" es el primer libro infantil publicado en nuntajiiyi, una variante lingüística de la Sierra de Santa Martha, heredada de los Olmecas y empleada actualmente por menos de 35 mil habitantes del suroeste de Veracruz.
El libro fue escrito por Adolfo Córdova y editado por Castillo, pero esta versión se hizo en colaboración con Emmanuel Rodríguez, profesor de la región y también hablante de la lengua conocida como Zoque Popoluca.
"Su principal cualidad es que es aglutinante o polisintética, es decir, que a través de una palabra compuesta de dos o más elementos se pueden expresar frases o ideas", cuenta Rodríguez, de la Academia Veracruzana de Lenguas Indígenas.
Con una estructura épica, la narración hecha poema retoma los paisajes de la selva de los Tuxtlas y cuenta las aventuras de Jomshuk, dios del maíz y niño travieso que vence mil peligros con la ayuda de los animales, narra Córdova.
"Para mí, fue importante reparar en la necesidad de reivindicarle porque, como pasa en muchas de nuestras comunidades originarias, al tener un guionismo cultural dominante, se pierden las historias de la tradición oral", platica el autor.
"El desafío fue cómo traducir a un lenguaje escrito la tradición oral, pues tiene sus propias características y maravillas. La poesía podía reproducir una musicalidad y por eso juego con onomatopeyas, metáforas, aliteraciones y repeticiones".
Para Rodríguez, el nantijiyi, así como otras lenguas indígenas, se ve afectada por la falta de una formalización y normalización gramatical que lleva a que, incluso, no se escriba con ella de forma regular.
"Si bien el reto es el mismo al aprender el español, la diferencia es la cantidad de estímulos que existen. Al no haberlos en la lectura, ni tener un medio para escribirla, no existen las condiciones para que se use en diferentes contextos", relata.
La importancia de este libro tiene que ver con la necesidad de revalorar desde la infancia a las lenguas indígenas, pues, de acuerdo con cifras del Censo de Población y Vivienda 2020, sólo el 6.1 por ciento de la población mexicana habla una.
"Esto muestra un estado mexicano que sistemáticamente ha negado nuestra diversidad lingüística y ha tratado de homogeneizar y neutralizar la educación con una sola", anota Córdova.
Rodríguez considera que hace falta una normativa que sirva de guía para escribir de forma adecuada a la lengua pues, aunque ha habido diversos intentos por registrarle fonéticamente, no hay un trabajo de difusión comunitaria.
"Pese a que tenemos un sistema de educación indígena que atiende a la educación básica, en lugar de aumentar el número de personas que hablan, leen y escriben, hemos visto que han disminuido", lamenta Rodríguez.
A partir de este diagnóstico, Rodríguez reconoce el libro de Córdova como la materialización de los derechos lingüísticos de los niños y como un paso para apostar a que las infancias tengan un sistema bilingüe justo y equilibrado.
Más lecturas en lenguas originarias- - "Ba' Du' Qui Ñapa Luuna' (El Niño que Nunca Tuvo Cama)". De Natalia Toledo e ilustrado por Francisco Toledo, recupera un relato de la tradición oral zapoteca.
- - "Meltí Piyín Teey é Niaay, Yiot o' (Por qué Existen el Día y la Noche)", editado por Pluralia Ediciones, fomenta la escritura en kiliwa, una lengua en proceso de extinción.
- - "El Nacimiento del Bejuco" de Luz María Chapela; se presenta en español y tzeltal, variante de la familia lingüística maya. Cuenta el nacimiento de un árbol.
- - "Kúmichu Anapu Noambakiti Sapirhati Ikikurhiricha (Los Diablitos Traviesos de Ocumicho)" recupera, a través, del purépecha, el valor de estas figuras modeladas en barro.