- Guadalajara, Jal.
Mircea Cartarescu (Bucarest,1956) siempre ha sido fiel a sí mismo. Le interesa escribir libros sin importar su éxito editorial, popularidad ni prestigio literario, porque la inquietud viene de una necesidad honesta, de una pasión que es en sí ya una recompensa.
El autor rumano, celebrado por la crítica y reiterado candidato al Premio Nobel de Literatura, prefiere no olvidar el lugar del que viene: su madre le enseñó a soñar, a tomar muy en serio sus visiones y a escribir completamente consciente de la materia onírica, y así lo ha hecho desde que tiene memoria.
"Los sueños son una parte muy importante de mi vida; aprendí el arte de soñar de mi madre. Ella ahora tiene 93 años y sigue siendo una gran soñadora, siempre lo ha sido; ella soñaba cada noche, historias extraordinarias, aunque no tuviera ninguna educación, porque venía del campo, pero creo que ese poder de soñar, no sólo de noche, viene de mi madre.
"Escribo lo que sueño en mis diarios desde que tenía 17 y lo sigo haciendo hasta ahora; tengo cientos de sueños, algunos muy normales, otros muy místicos o exóticos, que uso en mis escritura de manera cotidiana. Muchos de mis cuentos, mis novelas están inspirados en esos sueños", resaltó tras ser anunciado este lunes como Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
El jurado destacó "su prosa imaginativa y desbordante que combina elementos fantásticos y realistas, ficciones especulares que indagan en la construcción de la identidad desde un espacio liminal y periférico en el paisaje europeo".
Poeta, ensayista y narrador, se trata de un escritor multifacético de estilo maximalista que se inserta plenamente en la tradición de la literatura mundial, interpelando desde lo onírico y existencial a sus lectoras y lectores en todo el mundo, según las consideraciones del cuerpo calificador, representado por el escritor Antonio Sáez Delgado.
El rumano será una de las figuras centrales de la próxima edición de la FIL, en cuya inauguración, el 26 de noviembre, recibirá el premio.
Para su edición 2022 el galardón recibió 80 candidaturas que propusieron a 67 autores de 18 países y 3 continentes, representando a siete lenguas romances, advirtió el presidente del encuentro librero, Raúl Padilla.
A través de un enlace en video desde Bucarest, el galardonado -segundo en lengua rumana en ser reconocido, tras Norman Manea en 2016- agradeció el honor, sobre todo porque lo comparte con grandes autores.
Recordó que su relación con México se remonta a su juventud, cuando, a los 20 años, se topó con Terra Nostra, de Carlos Fuentes, que le mostró una cultura fascinante, repleta de elementos barrocos.
La FIL ya es conocida para él. Estuvo allí hace cinco años, cuando participó en el Festival de las Letras Europeas y fue el autor inaugural del Salón de la Poesía. Y en 2018 volvió para recibir el Premio Formentor.
"Se dice que la Feria del Libro de Guadalajara es la segunda más importante del mundo después de la Feria del Libro de Frankfurt, y puede ser desde el punto de vista económico, pero la Feria de Guadalajara es mucho más bonita", confesó a REFORMA. "Muchos estands son impresionantes, coloridos, llenos de fantasía; los libros son objetos de arte y el público está formado por verdaderos amantes de la literatura. He estado dos veces en Guadalajara, y cada vez me fui con el pesar de no poder quedarme más".
La poesía, una gota de belleza en momentos de crisis"Escribir es muy íntimo para mí, es un un acto interior. A veces creo que todo mi cuerpo es un instrumento para mi escritura; no creo que mi obra se vea influenciada por las circunstancias políticas o sociales, creo que, desde un punto de vista, mi escritura ha sido siempre la misma, pero desde otra perspectiva; cada uno de mis libros es distinto", señaló el autor durante el enlace.
Pero, ante los tiempos complejos de la humanidad, entre pandemias y guerras injustas, consideró que la poesía sí tiene mucho que decir, en términos de entendimiento y empatía.
"La poesía está ahí para ayudar a las personas en situaciones difíciles. En tiempos de tristeza y de desastre, la humanidad necesita conectar con su espiritualidad, conectarse con la cultura, con las artes, con la literatura, con la poesía, ayudar al ser humano a sobrevivir los momentos de crisis dándole una gota de belleza, de entendimiento, un espacio para que las personas se comprendan entre sí.
"Necesitamos mucho a la poesía, pero no solamente porque nos ponga en contacto con la belleza, sino también porque nos pone en contacto con la empatía, con la valentía y con la humanidad, en estos tiempos tan difíciles", recalcó.
El Premio FIL un reconocimiento para todos los rumanos
El Premio FIL no es sólo un reconocimiento a su trabajo, sino una distinción a la lengua rumana, consideró, que, entre las romances, no goza del protagonismo que tienen el italiano, el portugués o el español.
"Por eso, haber recibido el importantísimo Premio FIL de Lenguas Romances que se otorga cada año en Guadalajara, México, es de suma importancia no sólo para mí, sino también para todos los rumanos. Viene como una hermosa confirmación de su origen e idioma proveniente de un país de habla hispana".
Con una vasta obra que abarca poesía, narrativa y ensayo, dentro de la bibliografía de Cartarescu destacan los libros El levante (poesía, 1990), Nostalgia (cuentos, 1993) y Solenoide (novela, 2015), así como una trilogía que supuso su consagración literaria, "Cegador", integrada por El ala izquierda (1996), El cuerpo (2002) y El ala derecha (2006), todos traídos al español por Impedimenta.