La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 no solo celebró el deporte, sino que también ofreció un espacio para diversas formas de arte, incluyendo danza, música y pintura.
El pasado 26 de julio, tras la apertura oficial de los Juegos Olímpicos, la ciudad de París fue escenario de un evento sin precedentes que se extendió por más de cuatro horas. Durante esta ceremonia, la atención global se centró en el área del río Sena, donde se llevó a cabo un espectáculo impresionante.
La ceremonia, bajo la dirección de Thomas Jolly, presentó momentos significativos en la capital francesa, destacando la importancia de honrar a los atletas que participarán en la competición olímpica en los próximos días.
El evento se estructuró en 12 segmentos distintos, cada uno con un título específico, entre los cuales se destacó "Festividad". Este segmento contó con la participación de Drag Queens, incluyendo a Nicky Doll, conocida por su participación en el programa RuPaul's Drag Race. En esta sección, se hizo una representación de "La última cena", la célebre pintura de Leonardo Da Vinci, lo que generó una gran controversia.
La representación de esta obra, cargada de significados religiosos, provocó una fuerte reacción en las redes sociales, particularmente en X. Los comentarios variaron desde descalificaciones hasta críticas severas, con términos como "grotesco" y "Sodoma y Gomorra".
"La última cena" es un mural de Leonardo da Vinci pintado entre 1495 y 1498, considerado una obra de gran relevancia en la religión católica. La pintura se encuentra en la pared del refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán, Italia. En 1980, la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad.
El encargo de esta pintura fue realizado por el duque Ludovico Sforza de Milán. Se estima que Leonardo produjo esta obra durante un período marcado por conflictos y tensiones.
En 1494, el duque Sforza encargó a Leonardo la creación de una pintura para el refectorio del convento. Esta solicitud explicaría la presencia de las insignias ducales en las tres lunetas superiores del mural.
El duque pidió que la obra se completara en 1497, y se cree que Leonardo finalizó el trabajo a finales de ese mismo año. Según Andrés García Corneille en su libro Da Vinci, Leonardo era consciente de que el proceso sería prolongado y que no recibiría una remuneración significativa, lo que contravenía las normativas del gremio artístico de la época. De hecho, no solicitó ningún pago, lo que sorprendió al duque, quien no comentó nada al respecto.
La pintura fue recibida con elogios y fue reconocida como una obra maestra. A pesar de que Leonardo consideraba que aún necesitaba ajustes, la obra fue expuesta y ampliamente admirada. Desde entonces, Leonardo ha sido considerado uno de los más importantes maestros.
En su obra, Leonardo optó por representar el momento más dramático de la escena de la última cena de Jesús según el Nuevo Testamento. Basada en Juan 13:21, la pintura muestra a Jesús anunciando que uno de sus discípulos lo iba a traicionar. La reacción de los apóstoles ante esta afirmación es el foco central de la obra, capturando sus diversas respuestas, desde la sorpresa hasta el temor.
Una característica notable en la obra es la mano que sostiene un cuchillo entre Pedro y Judas Iscariote. Bruce Boucher del New York Times observó que los dibujos preliminares y las copias posteriores sugieren que la mano y el cuchillo pertenecen a Pedro, quien según el Evangelio de San Juan, desenfundó una espada en defensa de Jesús mientras Judas lo traicionaba con un beso.