Visualizada por su autor, el sueco Ruben Östlund como una pieza dividida en tres partes, hilvanadas por la presencia de Carl (Harris Dickinson) y Yaya (Charlbi Dean), esta reconocida pieza cinematográfica mezcla los chistes soeces, los gags de vodevil, el concurso de vómito y la lucha de poder para darle estructura a su esencia.
BUENA RECEPCIÓNLuego, el panorama se adentra a los opulentos millonarios que abordan el lugar y exhiben entre ellos sus carencias y fortalezas. Y también a la servidumbre, entre ellas Abigail (Dolly De León) y también en El Capitán (Woody Harrelson) del barco, quien navega entre su alcoholismo e indiferencia.
“Es una crítica, es una sátira, es una paradoja, es un todo. Creo que este filme no tiene etiquetas, porque no la puedes clasificar, tiene un poco de todo y te enseña que una historia bien contada no tiene que ser necesariamente de un género, y sí, puede tener varias capas, varias lecturas en cuanto a su estilo”, apunta el mexicano Julio Chavezmontes.