- Ciudad de México
Araña Sagrada, thriller sobre un asesino serial iraní que aterroriza las noches de una ciudad santa matando prostitutas, es una respuesta al cine del país que pulula en los festivales de cine.
Esas películas asépticas, dice el director Ali Abbasi, que la Revolución Islámica aprueba y que, aunque gana premios, muestra sólo una imagen exportable de la sociedad.
“Lo que quería lograr es romper el muro de la censura y mostrar que esto (lo que se ve en Araña Sagrada) también es Irán.
“Si han visto películas iraníes en los últimos 40 años, estas se presentan en los mejores festivales y reciben premios fabulosos. No digo que sean malas, pero sí que se adhieren a una visión censurada de la sociedad iraní. Nosotros no. Esa es una gran diferencia”, asegura Abbasi en videollamada.
SÓRDIDA Y VIOLETA“Antes, pensaba en él como un monstruo, psicópata, como Buffalo Bill en El Silencio de los Inocentes. Pero no, se veía normal, carismático, bien parecido. No creerías que hay algo mal en él”.
Abbasi acabó perturbado, sin embargo, en ese mismo documental halló a la heroína para la historia que quería contar: una mujer periodista real, llegada de Teherán, que acudió a la corte e investigó el caso.
Es válido imaginar que esa reportera se enfrentó a una burocracia misógina y hasta a acoso sexual de las fuerzas de la ley, algo que se aprecia en la versión ficcionalizada en pantalla, con el personaje de Rahimi (Ebrahimi).
“Expandí el personaje y me tomé algunas libertades respecto al caso real. En la película compiten dos puntos de vista, el de Saeed y el de Rahimi, alguien tan fuerte como él, pero de manera distinta. Es un contrapeso.
El estreno de Araña Sagrada ha coincidido con el endurecimiento de la represión en Irán hacia las mujeres por el código de vestimenta islámico.
Desde el arresto, tortura y muerte a manos de la policía religiosa de Mahsa Amini, una joven que no usaba su hiyab de manera correcta, en Irán despertó un movimiento de protesta y cambio social.
“Tenemos un gran y enquistado problema de misoginia que no empezó con esta República Islámica. U probablemente no acabará con ella. Pero parece vitaminada ahora, con una lectura medieval del Islam.
“Irán es, probablemente, uno de los pocos países en el mundo donde el gobierno te dice cómo debes vestirte. Es realmente loco. Parece ‘1984’, de George Orwell, sólo que en ‘1984’ el gobierno funcionaba. Aquí es disfuncional”.