- Ciudad de México
Cuando en la franquicia Saw, El Juego del Miedo, personas atrapadas y confundidas se encuentran con una grabadora y la encienden, los saluda la voz de Jigsaw, un sádico personaje que los obliga a participar en pruebas, como amputarse un miembro o asesinar a alguien, para tratar de salvar sus vidas.
Al final de la primera entrega, estrenada hace 19 años, se revela que el hombre detrás de esa identidad es John Kramer (Tobin Bell), quien elige a personas que no valoran su vida, algo inaceptable para él, pues tiene un cáncer terminal.
"Se siente como la película más personal de John dentro de toda la saga. Creo que ya le tocaba un poquito de karma, antes era esta especie de deidad, de dios moralmente superior donde decía quién puede valorar la vida, si hizo bien o mal. Él era juez y verdugo.
Okamoto interpreta a Diego, taxista que tiene el primer contacto con el protagonista cuando llega a la CDMX para llevarlo a una ubicación secreta, donde un equipo de doctores mexicanos lo operarán, lo que lo pone al cuidado de la enfermera Valentina (Paulette Hernández).
Lo que Kramer no espera es que en realidad el escuadrón médico lo integran el veterinario Mateo (Octavio Hinojosa) y la adicta Gabriela (Renata Vaca), todos dirigidos por Cecilia Pederson (Synnøve Macody Lund), lo que convierte a su juego en algo personal.
"La intención de los productores era darle un giro a la franquicia y poner al centro a John Kramer como un antihéroe contra un grupo de estafadores que hacen una cosa terrible, prometerle esperanza de vida a alguien que no la tiene", resaltó Hinojosa.
El elenco destacó que la cinta sigue una perspectiva totalmente distinta a las cintas anteriores, pues en esta no se desarrollan a profundidad los pasados y errores de los personajes dentro del juego, sino que la trama se centra en el hombre que inició las torturas.
La cinta, dirigida por Kevin Greutert, plantea un viaje nostálgico para los fans, que verán volver a personajes de las primeras películas, lo que se une incluso a una máquina mortal relacionada con México.
Así como John Kramer se emociona al conocer México, el mismo Tobin Bell, quien ya había filmado Belzebuth en Mexicali, quedó prendado de la CDMX y aprovechó el rodaje para acercarse tanto a sus compañeros como a la cultura.
"Me invitó al teatro, quería ir a bazares, a conocer la Ciudad, tenía mucha curiosidad por conocer México. Yo quería hacerlo tomar mezcal, mi cometido era emborracharme con Tobin, pero no toma, no lo logré", recordó Hinojosa.
Además de su generosidad durante el rodaje, pues nunca se portó divo, los mexicanos resaltaron que Bell fue detallista, pues el último día de filmación llegó con libros como regalo.
Obsequió a todos sus compañeros un ejemplar de "Teatro", de Ericka Martinez y Felio Eliel, con una dedicatoria suya.