MIAMI.- Un prominente científico mexicano que llevaba una doble vida, incluso con familias en dos continentes distintos, se declaró culpable el pasado martes después de ser acusado de haber sido presionado por agentes rusos para que espiara a un informante del gobierno de Estados Unidos que residía en Miami.
Héctor Cabrera Fuentes fue detenido en 2020 en el Aeropuerto Internacional de Miami cuando él y su esposa mexicana (la otra es de Rusia) estaban por tomar un vuelo para regresar a su hogar en la Ciudad de México.
Un día antes, el Día de San Valentín, la pareja atrajo la atención de un guardia de seguridad cuando fueron captados por cámaras de vigilancia siguiendo de cerca a otro vehículo en los terrenos de un condominio del área de Miami y tomando fotos del automóvil del informante estadounidense, así como la placa de matrícula, haciendo caso omiso a las instrucciones de no tomar fotografías, sino únicamente anotar la ubicación del vehículo.
Cabrera fue acusado de actuar en Estados Unidos a nombre de un gobierno extranjero sin notificar al Departamento de Justicia norteamericano.
La extraña historia de la fallida misión de inteligencia de Cabrera comenzó en 2019, cuando su esposa rusa y sus dos hijas viajaron de Alemania a Rusia para encargarse de un asunto burocrático. Cuando la mujer trató de regresar a Alemania, no se le permitió partir.
Cabrera viajó entonces a Rusia para ver a su familia y supuestamente fue contactado por un funcionario ruso que había conocido años antes en su carácter profesional. El individuo, que no fue identificado en los documentos judiciales, le aconsejó a Cabrera que su familia no debería viajar a Europa ni buscar una visa estadounidense.
Fue en ese momento que Cabrera comenzó a creer que el individuo trabajaba para la agencia rusa de inteligencia FSB.
Luego, en una reunión posterior en Moscú, el mismo funcionario presentó viejos correos electrónicos de la cuenta de Cabrera en los que el científico mexicano parecía estar buscando bienes raíces en Miami.
El funcionario ruso mencionó la situación familiar de Cabrera y le dijo: “Podemos ayudarnos unos a otros”, relató un agente del FBI en una declaración jurada que acompaña a la acusación original.
Por indicación del funcionario ruso, Cabrera viajó a Miami y, utilizando el nombre de un socio, alquiló un departamento en el mismo complejo donde vivía la fuente del gobierno de Estados Unidos.
No está claro si el científico sabía por qué los rusos querían que alquilara el apartamento, pero con frecuencia los agentes de inteligencia buscan despistar a sus contrapartes reclutando a otras personas para realizar diversas tareas. Rara vez el recluta tiene conocimiento pleno de toda la misión.
El informante que Cabrera estaba siguiendo no fue identificado en los documentos judiciales y fue descrito solamente como una “fuente humana confidencial” del gobierno de Estados Unidos que previamente proporcionó información sobre las actividades de los servicios rusos de inteligencia que afectan los intereses norteamericanos de seguridad nacional.
Antes de ser detenido, Cabrera trabajaba en Singapur como profesor asociado en una Facultad de Medicina dirigida conjuntamente por la Universidad de Duke y la Universidad Nacional de Singapur.