Quizá la premisa de esta película se sienta un poco anticuada, como ochentera, pero hay que reconocerle que resulta una experiencia muy amena a pesar de sus limitaciones de guion o de dirección.
Beckett narra las vicisitudes que enfrenta un norteamericano durante sus vacaciones en Grecia donde se ve involucrado en un terrible e inesperado incidente y tiene, literalmente, que correr por su vida.
La trama original del director Ferdinando Cito Filomarino, adaptada al cine por Kevin A, Rice, es bastante convencional y predecible, algunas situaciones rayan en lo descabellado, los recursos del thriller de los que echa mano resultan un tanto débiles y ninguno de los personajes se aparta del estereotipo.
Aún así, la narrativa que logra el director es lo suficientemente ágil como para mantener el interés de la audiencia por casi dos horas.
La cinta no exige mucho de sus actores, pero todos hacen lo mejor que pueden con lo que el guion les ofrece y no quedan mal al final del día.
La producción es buena, al igual que la realización técnica, sin pretensiones. Las locaciones en Grecia son bastante atractivas y constituyen uno de los atractivos de Beckett.
JERSEY BOYS: PERSIGUIENDO LA MÚSICA
Si bien el ganador del Óscar Clint Eastwood logra captar de manera impecable y sobresaliente la atmósfera de la época en la que el grupo de los Four Seasons empezaba y triunfaba, su manera de dirigir el material es más seria que la fuente de inspiración. Si hay algo que tiene el musical de Broadway en el que esta basada la cinta es que todo el tiempo es una celebración de la música y de la historia de Frankie Valli y sus compañeros. Una especie de gran fiesta.
En el caso de la película, Eastwood maneja un tono distinto, y presenta el material como si fuera un convencional biopic musical, convirtiéndolo quizás más accesible para la gente que no le gusta que los personajes se pongan a cantar de la nada.
De entrada no es mala, al contrario, es un sólido trabajo para el realizador, pero sólo en los últimos minutos del filme es cuando se siente la energía de lo que el show en vivo brinda al público.