Al 83', los visitantes tuvieron la mejor opción del partido, un penal cobrado por Santi Mina y bien desviado por el portero Jeremías Ledesma, justicia divina para un club local que recibía mucho castigo por la rigorista marcación.
Mina falló desde los once pasos, en un tiro raso hacia el lado derecho, adivinado por el portero. Se trató de una jugada polémica porque el árbitro marcó el penal debido un ligero contacto del guardameta sobre el propio Mina (de los que hay mil por partido), acción en la que el VAR ni siquiera sugirió revisión en cancha.
El Celta se ubica noveno de la clasificación porque, al más puro estilo de su técnico Eduardo Coudet, muestra esa solidez defensiva, otra vez con un muy buen desempeño del central mexicano Néstor Araujo, eficaz en las coberturas, juegos áereos, marca y salida de balón.
Orbelín, por el contrario, es un fantasma para Coudet y nuevamente se quedó en la banca.
Un partido sin muchas emociones, de mucha pelea en la media cancha, de dos equipos más enfocados en el orden que en preocupar al adversario. La mejor jugada del Cádiz nació de un saque de banda en el que Álvaro de Negro prolongó el balón con el pecho a la llegada de Anthony Lozano, quien recibió también con el pecho y disparó, justo a la ubicación del portero.
El equipo local está en severos problemas porque se mantiene antepenúltimo de la clasificación con 19 puntos, en zona de descenso.
Mientras, el Celta navega en aguas tranquilas, con 31 unidades, no tan lejos de puestos europeos y sí bastante distanciado de la zona de quema.