No se esperaba que el viento alcanzara la alta velocidad que ayudó a que el incendio Dixie estallara la semana pasada. Sin embargo, los bomberos que trabajaban en condiciones sin precedentes para proteger miles de viviendas amenazadas estaban preocupados de todos modos.
“Los árboles vivos que hay ahora tienen menos humedad de la que encontrarías en una tienda de bricolaje o una serrería al comprar un trozo de madera secado en un horno”, dijo Mark Brunton, jefe de operaciones del Departamento de Bosques y Protección Contra Incendios de California, en una sesión informativa el domingo por la mañana. “Está así de seco, de modo que no hacen falta muchas chispas, brasas o pequeñas llamas para ponerlo en marcha”.
Avivado por vendavales y una vegetación seca, el fuego devoró buena parte de Greenville el miércoles y el jueves, destruyó 370 casas y estructuras y amenazaba a casi 14.000 edificios en el norte de Sierra Nevada.
El incendio Dixie, que lleva el nombre de la carretera donde comenzó hace casi cuatro semanas, se extendió hasta los 1.980 kilómetros cuadrados (765 millas) cuadradas para el domingo por la noche y estaba contenido apenas en un 21%, según CalFire. Ya había quemado una extensión el doble de grande que la ciudad de Nueva York.
Al despejarse el humo en el frente oriental del fuego, los equipos que atacaban directamente las llamas se verían obligados a retirarse y abrir líneas de contención más atrás, dijo Dan McKeague, agente de información del Servicio Forestal de Estados Unidos.
Por el lado bueno, una mejora de la visibilidad debería permitir que aviones y helicópteros vuelvan a trabajar y hagan más seguro el trabajo de los equipos de tierra.
“En cuanto se limpie ese aire, podemos volar de nuevo”, dijo McKeague.
Los reportes de daños son preliminares porque los equipos de evaluación no pueden acceder a muchas zonas.
El incendio se convirtió en el más grande jamás documentado en California, por encima del incendio Creek del año pasado en el Valle Central.
La causa del incendio se estaba investigando. La compañía Pacific Gas & Electric dijo que podría haber comenzado por la caída de un árbol sobre uno de sus tendidos eléctricos. Un juez federal ordenó el viernes a PG&E que diera detalles para el 16 de agosto sobre el equipamiento y la vegetación en la zona donde comenzó el fuego.
Las olas de calor y una sequía histórica asociada al cambio climático han hecho los incendios forestales más difíciles de combatir en el oeste de Estados Unidos. Los científicos señalan que el cambio climático ha hecho la región mucho más cálida y seca en los últimos 30 años y seguirá haciendo el clima más extremo y los incendios forestales más frecuentes y destructivos.
Al noroeste del incendio Dixie, en el Bosque Nacional Shasta-Trinity, cientos de viviendas seguían amenazadas por los incendios McFarland y Monument, que seguían creciendo. Se había contenido en torno a un cuarto del incendio McFarland y un 3% del incendio Monument.
Al sur del incendio Dixie, los bomberos seguían luchando contra el incendio River, declarado el miércoles cerca de Colfax y que ha destruido 68 viviendas.
El humo de los incendios en el oeste de Estados Unidos sigue llegando a zonas de Colorado y Utah, donde la calidad del aire se calificó como insana en muchos lugares.
La temporada de incendios de California va camino de superar a la del año pasado, que fue la peor de la historia reciente documentada en el estado.